Una "pandemia" silenciosa comienza a hacer mella entre los jóvenes de la Generación Z nacidos entre 1997 y 2012. ¿Covid? ¿Adicciones a las redes sociales? Estos factores son solo catalizadores de "una epidemia de soledad y aislamiento" que tiene unas causas más lejanas y profundas, denuncia el director del Survey Center on American Life, Daniel Cox.
En su último informe, Cox constata que decenas de miles de jóvenes se encuentran devastados por las consecuencias de décadas de erosión sufridas por el matrimonio y la familia.
En el estudio, Cox reporta que gran parte de los estadounidenses pertenecientes a la Generación Z no solo "son mucho más propensos a decir que crecieron solos", sino que una mayoría de los encuestados -el 56%- de este periodo generacional afirman haberse sentido solos al menos una o dos veces al mes durante su infancia.
El porcentaje se reduce al 24% en los Baby Boomers (nacidos entre 1957 y 1977).
El 56% de los encuestados pertenecientes a la Generación Z admite haber sentido soledad durante su infancia entre dos veces al mes y todos los días. Esta variable se reduce al 24% en los Baby Boomers.
Este sentimiento de soledad de las primeras etapas de vida acompaña a jóvenes y adultos a lo largo de los años. Según el estudio de Cox, dos tercios de los estadounidenses (66%) que se sintieron solos todos los días durante su infancia afirma sentirse solos o aislados la mayor parte del tiempo.
Por el contrario, solo el 7% de los que nunca se sintieron solos durante la adolescencia afirman tener esta sensación en la actualidad: el 76% de los estadounidenses que admiten haberse sentido acompañados en sus primeras etapas de vida nunca o casi nunca tienen esta percepción de soledad a lo largo del día.
¿Cuáles son las causas de estas diferencias entre generaciones? Para Cox, elementos coyunturales como la irrupción de las nuevas tecnologías, las redes sociales o los aislamientos sufridos durante la pandemia son responsables de este hecho solo en parte.
Según las conclusiones de su estudio, "es probable que en gran medida, esté relacionado con los cambios en la estructura familiar producida durante las últimas décadas".
El 25% de la generación Z, criado sin padre o madre
Y es que en comparación con las generaciones anteriores, "es mucho más probable que los pertenecientes a la Generación Z se hayan criado en hogares monoparentales". Algo que ha sido confirmado por el Pew Research Center: casi una cuarta parte de los niños estadounidenses viven en hogares monoparentales, lo que Cox considera que puede tener relación con la soledad infantil.
Según el informe Tendencias y patrones en la vida familiar estadounidense, elaborado por la organización de Cox, "los estadounidenses criados en hogares monoparentales son más propensos a haberse sentido solos al crecer que los criados en hogares compuestos por padre y madre".
Asimismo, los criados en hogares monoparentales se ven afectados por la mayor probabilidad a perderse experiencias tan cotidianas como las comidas en familia, algo que se asocia con tasas más bajas de depresión.
"Solo el 37% de los estadounidenses criados en un hogar monoparental afirma haber tenido comidas regulares con su familia durante su infancia, en comparación con el 69% de los criados en hogares con dos padres", explica.
El divorcio, caldo de cultivo para la soledad
Estrechamente relacionado a los hogares monoparentales se encuentra la cuestión del divorcio, una condición que afecta probadamente a los hijos en su adquisición de conflictos y dificultades sociales.
"Una encuesta de 2021 encontró que más de la mitad (52%) de los estadounidenses criados por padres divorciados se sentían solos al menos una o dos veces al mes mientras crecían. En contraste, un tercio (33%) de los estadounidenses criados por padres casados dicen lo mismo", menciona.
Un 16% de los hijos criados en matrimonios asolados por el divorcio admite haberse sentido solo "cada día", frente a un 7% de los criados en hogares con familias unidas.
Las familias pequeñas, síntomas de la epidemia
Por último, Cox alude a la reducción del tamaño de las familias como otro de los responsables en esta epidemia de soledad entre los jóvenes.
Según Cox, los adultos jóvenes de hoy tienen muchas menos probabilidades de haber sido criados en familias numerosas, y se apoya en un informe reciente que muestra cómo "los hijos únicos tienen más probabilidades de haberse sentido solos al crecer que aquellos que tienen hermanos".
Entre otros factores que motivan el crecimiento de los niños y jóvenes con sentimientos vinculantes y de cohesión social, cita los estudios universitarios, pertenecer a una comunidad religiosa o ir con frecuencia a cafeterías, bibliotecas o parques públicos.
"No existen soluciones simples para las crecientes tasas de soledad en la sociedad, probablemente porque no existe una única causa. Cualesquiera que sean nuestros intentos, debemos reconocer que los adultos y jóvenes no se sienten solos de repente , después de llegar a la edad adulta. Para muchos, su formación continua influyendo y dando forma a su vida social", concluye.