Roma celebra desde el 22 de junio hasta el domingo 26 la X Jornada Mundial de las Familias. Han sido numerosos los eventos organizados para este ocasión y cuantiosos, también, los testimonios públicos de fe de familias llegadas de todos los rincones de la tierra. De entre todos ellos, uno muy especial, el de los padres de la joven italiana Chiara Corbella. Quién, estando embarazada y habiendo sido diagnosticada con cáncer, rechazó cualquier tratamiento que pudiera perjudicar la vida de su hijo.
"Nos costó acompañarla hasta el umbral del Cielo y dejarla ir, pero desde ese momento fluyó tal gracia que nos hizo vislumbrar el plan de Dios y nos evitó caer en la desesperación", comentó María Anselma Corbella, madre de la joven, en el Festival de las Familias. Para María: "la serenidad de Chiara nos abrió una ventana a la eternidad y continúa iluminándola hasta el día de hoy".
Su fe salió fortalecida
La vida de Chiara Corbella, como la de tantas personas con un testimonio tan admirable, sirve de ejemplo, hoy en día, para muchos católicos, y no católicos. Tras sufrir la pérdida de dos hijos, treinta minutos después de haber nacido, Chiara volvió a quedarse embarazada. Pero una difícil noticia trastocaría todos sus planes. Había sido diagnosticada con un cáncer poco común, en la lengua. Aunque el sufrimiento comenzaba a aparecer, su fe en Dios, vivida junto a su marido, Enrico, se iba a fortalecer cada vez más a medida que avanzaba la enfermedad.
Fruto del deseo de dar una vida sana al hijo que llevaba dentro, Chiara decidió rechazar cualquier tipo de tratamiento de quimioterapia que pudiera afectar al bebé. Una decisión que llegó a contrariar, incluso, a su propia familia, sobre todo a la hermana de Chiara, Elisa. A medida que la enfermedad de la joven se desarrollaba, sus condiciones físicas iban empeorando. Cada día le resultaba más difícil hablar y ver, hasta que murió en 2012 a la edad de 28 años. Poco tiempo después se iba a convertir en Sierva de Dios y ejemplo para muchas madres y jóvenes de todo el mundo.
Chiara fue diagnosticada con cáncer cuando estaba embarazada de su hijo Francesco.
Durante el testimonio relatado por la madre, se hizo presente, también, a Francesco, el hijo del que estaba embarazada Chiara cuando le diagnosticaron el cáncer. María explicó que el niño, que ahora tiene 11 años, tenía solo uno cuando ella falleció, y que durante ese tiempo les mostró a todos cómo "en cada situación, uno puede esperar la máxima felicidad en esta vida con Dios como guía".
Con la mirada en el cielo
Para Roberto, padre de Chiara, su hija es todo un ejemplo de cómo afrontar las dificultades: "ella no huyó ante las pruebas de la vida, las enfrentó con la mirada hacia el cielo. Cada uno de sus pasos estaba dirigido a la meta, con la ayuda de Dios y la guía de María. Ella se comprometía a alcanzarla mediante la oración personal que le mantenía junto al Señor, de quien recibió la gracia que alimentaba su fe". La causa de beatificación fue anunciada en junio de 2017.
Francisco destacó en el Festival de las Familias el ejemplo de la joven (Foto: Vatican News).
Durante el Festival de las Familias, el Papa Francisco se dirigió a los padres de Chiara con estas palabras: "ustedes testificaron que la pesada cruz de la enfermedad y la muerte de Chiara no destruyó a su familia ni eliminó la serenidad y la paz de sus corazones. Podemos ver esto en sus caras. No están abatidos, desesperados o enojados con la vida. ¡Todo lo contrario! Lo que vemos es una gran serenidad y una gran fe".
Para Francisco, la joven Chiara "como esposa, junto a su marido, siguió el camino del Evangelio de la familia, con sencillez y espontaneidad". El Papa también destacó la vida de entrega de Chiara: "el corazón de Chiara también acogió la verdad de la cruz como un don de sí misma: la suya fue una vida entregada a su familia, a la Iglesia y al mundo entero".