España es el único país europeo en el que el aumento del número de abortos ha sido verdaderamente exponencial.
Según el estudio «La realidad estadística del aborto en España» de la Fundación Red Madre, desde que se tienen datos oficiales, las cifras de interrupciones voluntarias del embarazo llevan una marcada línea ascendente.
Mientras que en 1990 se practicaban 37.135 abortos, dos décadas después esa cifra se ha disparado a los 118.359, un 68,62% más.
Incluso, Francia la nación europea donde más abortos se practican de todo el continente (211.985 en 2011), ha logrado reducir levemente estas cifras en la última década (-0,25%). El récord lo ostenta Rumanía, que entre el año 2000 y 2011 ha pasado de los 257.865 a 101.915 abortos, un 60% menos, según precisa el Instituto de Política Familiar (IPF).
Para el presidente de la Fundación Red Madre, Antonio Torres, la razón de este «verdadero drama» está en las escasas políticas de ayuda a la maternidad.
«Mientras en España se ha triplicado prácticamente el número de abortos en los últimos veinte años, en el conjunto de los países europeos se ha reducido paulatinamente más de la mitad, como consecuencia de la sucesiva implementación de eficaces políticas de apoyo a la maternidad», explicó.
Con casi 120.000 interrupciones del embarazo durante 2011, España se ha convertido en el tercer país con el mayor número de este tipo de prácticas quirúrgicas, por detrás del país galo (211.985) y Reino Unido (202.402). La media europea está en algo menos de 60.000 abortos, según el estudio de la Fundación Red Madre, teniendo en cuenta los 19 países de Europa de los que se disponen datos entre 1990 y 2010.
«Estas cifras demuestran que las mujeres están castigadas en España por el hecho de quedarse embarazadas, y las que más sufren ese castigo son las mujeres vulnerables y con riesgo de exclusión social», afirmó Torres. De hecho, la crisis económica ha aumentado la demanda de ayuda a las asociaciones provida. En el caso de Red Madre, el número de mujeres atendidas ha aumentado un 30% en el último año.
«La crisis -señala su presidente- ha incidido de una manera muy grave. Nadie niega que la mujer que aborta lo hace en la inmensa mayoría de los casos forzadas, en su condición de vulnerabilidad y riesgo de exclusión social, por las presiones de diverso tipo que sufren cuando se quedan embarazadas. Por eso es importante que el Estado destine recursos a las mujeres embarazadas y no a financiar el aborto».
El informe revela además que a mayor nivel de estudios menor tasa de aborto. Cada año un 2,8% de las mujeres con estudios primarios o menos deciden interrumpir voluntariamente su embarazo. Entre las que tienen estudios secundarios el porcentaje anual desciende a 1,2% y a solo un 0,5% entre las que tienen titulación universitaria.
El estudio, que analiza datos oficiales del INE, el Ministerio de Sanidad, el CIS y Eurostat, incluso indica que el 54% de las menores de 15 años que abortaron no han terminado los estudios primarios que debían haber completado a los 12 años.
El dato nos lleva a la conclusión de que una de cada cuatro mujeres que aborta tiene estudios primarios o menos. Además, la probabilidad de que acuda a un aborto una mujer con estudios de primer grado o inferior es seis veces superior a la de una mujer con titulación universitaria.
La reincidencia es otro de los datos preocupantes sobre los que incide el informe. El 36% de las mujeres que interrumpieron la gestación ya habían abortado anteriormente, incluso ese porcentaje se eleva al 41% entre las mujeres de 25 años.
Pese a que todas las asociaciones provida coinciden en que «ninguna ley puede legitimar la muerte de un no nacido», consideran que la anunciada reforma de la normativa «es un paso en la buena línea». «Estamos preocupados porque pasan los meses y el ministro de Justicia no presenta el proyecto de ley», afirmó el presidente de Red Madre.