Si estas manifestaciones, con su extensión e insistencia, se dieran en Rusia contra Putin, en vez de en Francia contra Hollande y su redefinición del matrimonio, la prensa las sacaría en portada con tonos épicos (como analizan en Polemia.com) y lo llamarían "la Primavera rusa".
Los manifestantes pro-familia se quejan del bloqueo que hace la prensa. "Medios franceses, mostrad la verdad", es un mantra repetido en Twitter.
Después de dos manifestaciones con cientos de miles de personas en París, el movimiento pro-familia ha organizado cientos de actos en toda Francia, para romper parte del silencio mediático a partir de la prensa regional (bastante fuerte en Francia).
Con todo, ayer domingo salieron al menos unas 45.000 personas a la gran manifestación de París (70.000 según los manifestantes), a las que hay que sumar otra manifestación el pasado viernes también en la capital con otras 10.000 personas.
Además, durante toda la semana se han multiplicado las protestas locales, que tienen varios formatos:
1) Las veladas de oración y silencio: se hacen por la noche, en plazas o ante los ayuntamientos; a veces basta con que acudan 19 personas, las justas para no requerir permiso municipal. Muchas veces las protagonizan jóvenes, porque se intenta permanecer
toda la noche. El viernes el obispo de Bayona, Marc Aillet, participó como uno más en la velada de su ciudad. Venía de París, de participar en la velada más numerosa.
El obispo de Toulon, Dominique Rey, probablemente el obispo que más sabe sobre Nueva Evangelización en Europa, estuvo en la velada nocturna de Toulon, animando a los participantes, bastante numerosos y jóvenes.
2) La concentración o manifestación ante alcaldías y juzgados, los lugares donde tendrán lugar los "matrimonio redefinidos". Basta juntar un grupo de personas con banderas para estar allí, hacer ruido y mandar las fotos por Twitter, Facebook y las redesd e blogs pro-familia. Multiplicadas por muchas ciudades, da una sensación de país alborotado.
3) La foto testimonial: unas cuantas familias y activistas van a un sitio simbólico de su región, ondean las pancartas, se hacen fotos, y la mandan a la red pro-
familia y a la prensa local. "La protesta ha llegado aquí", es su mensaje.
4) La recepción a políticos. La red pro-familia se entera de que el Ministro de Agricultura (o cualquier otro) visita para un acto público tal o cual ciudad de provincias (Perpignan, por ejemplo) y las familias aparecen allí en el acto, con sus banderas y pancartas y bocinas. Desde hace una semana resulta muy dificil al gabinete de ministros de Hollande no ser saludados, día tras día, por manifestantes a lo largo y ancho del país. La ministra de justicia, Christiane Taubira, que da nombre a la ley, es especialmente abucheada allí donde va.
Todos los analistas, de izquierdas y derechas, coinciden en una cosa: la redefinición del matrimonio de Hollande ha crispado y dividido al país. Cierta izquierda acusa de "nazis" y "ultraderechistas" a los manifestantes, quienes a su vez responden con fotos y vídeos de rabinos y musulmanas con velo sosteniendo las pancartas pro-familia.
Como ya difundió ReL, hay sospechas generalizadas de que hay policías infiltrados en algunos actos buscando provocar incidentes violentos para deslegitimar el movimiento pro-familia, en el que participan familias enteras, con niños y cochecitos de bebé.
En las protestas suele haber chicas disfrazadas de "Mariannes", con gorro frigio, como símbolo de que los valores republicanos han sido secuestrados por Hollande, aunque el historiador Jean Seville considera que es un símbolo equívoco: el gorro frigio representó a las autoridades sanguinarias que desencadenaron el Gran Terror a finales del s.XIX, con miles de ejecuciones sumarias.
La política pro-familia Christine Boutin ha insistido: "este movimiento no es un tema de partido, es el pueblo de Francia que se levanta, es la gente que no quiere los valores del 68 y de los liberal-libertarios; eso es lo que digo al presidente de la República".
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