El establishment y la cultura de lo políticamente correcto ha llegado a todos los ámbitos de la sociedad. Por ello, una buena parte de los medios de comunicación de manera directa no publican nada que ponga en cuestión el aborto y sus consecuencias, ni siquiera sus métodos, aunque éstos impliquen un elevado exagerado de muertes. Si lo moral no les importa, que al menos lo fuera lo legal. Pero tampoco.
Esta cultura de la muerte que se ha demostrado en el caso Morín en España ha llegado también a Estados Unidos, donde se ha producido un completo apagón informativo con respecto al que debiera ser uno de los juicios más importantes de la historia del país.
Clavaba las tijeras a los bebés
Se trata de Kermit Gosnell, un auténtico asesino en serie acusado de más de cien asesinatos desde el punto de vista legislativo, y a los que habría que sumar los miles que habría llevado a cabo mediante sus abortos en más de 30 años. De esto es acusado formalmente por la fiscalía: “los bebés nacieron viables y Gosnell los mató tras claverles las tijeras en sus médulas espinales. Él enseñó a su personal para que hicieran lo mismo”.
Para resumir, Gosnell mataba a los niños una vez nacidos tras cortarles con unas tijeras la médula espinal y a varias mujeres las sedó para matar a su hijo. A ello habría que sumar la mala praxis que habría llevado a la muerte a una madre y a poner en riesgo su vida a bastantes más.
Silencio total de los medios
Mientras los medios de comunicación de todo el mundo dedican grandes espacios en sus informativos o páginas en sus periódicos a asesinos en serie o a sucesos en los que aparecen implicados niños, en este asunto se ha optado por el silencio. Un estadounidense no sabrá quién es Kermit Gosnell puesto que los grandes medios no han informado nada del juicio. En otros casos similares, con asesinos en serie en pleno juicio, las portadas estaban en ebullición, las noticias afloraban y los perfiles sobre el asesinos eran más que conocidos. Eran un filón para los medios. Pero no en este caso. ¿Por qué? Básicamente porque son víctimas del aborto y de sus médicos y gerifaltes.
El doctor Kermit Gosnell fue arrestado en Filadelfia en 2011 acusado en un principio del asesinato de siete recién nacidos y de una joven madre. Poco después, las pruebas fueron más allá y las víctimas mortales pueden superar el centenar, asesinados una vez nacidos y cuyos restos han sido encontrado esparcidos por varios puntos de la clínica como si fuera una carnicería.
Ante el silencio generalizado en este asunto varios pequeños medios y algunos políticos provida están intentando arrojar luz y hacer honor a la verdad dando a conocer los detalles del juicio y los testimonios que ratifican el asesinato de hasta cien personas.
La clínica, una carniceria humana
Según el sumario, la Policía halló en la clínica numerosos restos de bebés. Pies de niños cortados y cuerpos enteros guardados en cajas y congeladores en el sótano. Además, las medulas espinales habían sido cortadas. Una auténtica carnicería.
El juicio comenzó sobre el asesinato de siete niños una vez nacidos y de una madre una vez abortó. Sin embargo, el testimonio de los testigos, entre los que se encuentran trabajadores, hablan de un total de cien niños asesinados fuera del útero a lo largo de 30 años. Es decir, cifras que le colocarían como uno de los asesinos en serie más sanguinarios de Estados Unidos.
El silencio es tal por parte de grandes medios como NBC, CBS o CNN e incluso de las agencias de noticias, que los televidentes han escrito a dichos medios pidiendo explicaciones de por qué se ha dado “cero cobertura” al juicio contra Gosnell.
"Todo manchado de sangre"
Por ejemplo, el republicano Scott Perry, del estado de Pennsylvania, sí ha criticado al presidente Barack Obama por ignorar totalmente el proceso judicial en el que se juzga a un acusado por “realizar abortos tardíos y matando a una mujer”. Se critica que el presidente de EEUU llore por las víctimas de Sandy Cook mientras ignora los asesinatos en serie del Gosnell.
Mientras tanto, acumulaba partes y cuerpos enteros en el interior de la clínica. En las declaraciones también se pudo escuchar esto: “los muebles y las mantas estaban manchadas de sangre. Los instrumentos no habían sido esterilizados correctamente. Los suministros médicos desechables no fueron eliminados sino que se reutilizaron una y otra vez”.
Además, añadían que “la salida de emergencia estaba cerrada con candado y esparcidos por todas partes, en los armarios, en el sótano, en un congelador, en frascos y bolsas y recipientes de plástico estaban los restos fetales. Era un osario de bebés”.
"¡No tengo tiempo para esto!"
También aparecen los testimonios de algunas madres forzadas a abortar y maltratadas por Gosnell. Robyn Reid no quería abortar cuando se quedó embarazada con quince años. Su abuela la llevó a la fuerza y la joven pensaba que tras explicar al doctor que quería continuar el embarazo éste le escucharía. Pero la respuesta del Gosnell fue otra: “¡no tengo tiempo para esto!”. A continuación la quitó la ropa y forcejeó con ella hasta que consiguió atarla a una camilla sucia mientras la sedaban hasta perder el conocimiento.
Algo similar le ocurrió a Davida Johnson. Ocurrió en 2001 cuando acudió a la clínica del acusado a abortar cuando estaba embarazada de seis meses. Pero cambió de idea tras observar a otras pacientes de Gosnell, aturdidas y ensangrentadas en la sala de recuperación. Sin embargo, en la sala de tratamiento el personal del médico hizo caso omiso a su negativa, fue agredida e igualmente sedada. Al despertar ya no estaba embarazada.
Como estos testimonios hay muchos más, igual o incluso más duros, pero que no han podido llegar a la gran opinión pública por el apagón informativo en este asunto, lo que se diferencia con las noticias más que anecdóticas y superfluas que se dan cuando se producen crímenes llamativos en los que hay varios muertos.