Según datos del Instituto Guttmacher, una puntera institución proaborto, la mitad de los 9 millones de embarazos que se producen cada año en Pakistán no son deseados. De esos 4,2 millones, más del 50% concluye en abortos inducidos, donde las niñas no nacidas también son víctimas de un precepto asentado en el país asiático, el odio sistémico a la mujer.
Así lo ha explicado a Provita e Famiglia la cristiana y activista provida Zarish Neno, que denuncia el aborto selectivo sobre la mujer en su país natal y lucha contra esta realidad desde el Jeremiah Education Center, abierto por ella misma para ayudar a los necesitados y concienciar contra el aborto.
Y es que, en Pakistán, impera una "sociedad heteropatriarcal" que pocos denuncian, donde "hay un sentimiento de odio por parte de los hombres hacia las mujeres", explica Neno.
La joven relata que, para ella, no es raro encontrar cuerpos de niñas recién nacidas en los montones de basura, y la costumbre de las familias al saber que un hijo viene en camino es rezar pidiendo por no dar a luz a más niñas. "La gente reza por el nacimiento de un niño, y el de una niña equivale a un día de luto", añade Neno.
La joven cristiana ha sido frecuentemente perseguida y acosada en Pakistán por su labor de difusión del cristianismo y de su oposición al aborto.
"Una madre es la persona que protege la vida de su hijo aún a costa de la suya propia, pero si es una madre la que está dispuesta a matar a su hijo, ¿cómo vamos a esperar que otras personas no se maten entre sí?", se pregunta.
"Nuestra fe en la humanidad se derrumba en el momento en que una madre mata a su bebé en el útero. Se me pone la piel de gallina la pensar que a eso se le llama `derecho de la mujer´. Es inaceptable definirlo así si si para gozar de él se le debe quitar la vida a otro ser humano indefenso", añade.
La realidad según las cifras y estadísticas mundiales de abortos es que si muchos de ellos se dan bajo el motivo de posibles "dificultades" económicas para los padres, otros son una auténtica vía eugenésica de discriminación por tener, por ejemplo, una enfermedad como el Síndrome de Down.
En Pakistán, una de las grandes motivaciones es la discriminación estructural sobre las mujeres, ya que torturarllas, matarlas, venderlas o tirarlas a la basura solo por ser niñas está a la orden del día.
Por este motivo, Zarish siempre se ha definido como "activa en defensa de la vida". Especialmente desde las redes pero, llegado un momento, supo que eso no era suficiente.
"Sentí en mi corazón que tenía que hacer algo más, y supe que tenía que abrir un centro educativo para niñas rechazadas por sus padres o familias", menciona. Fue entonces cuando fundó el Centro Educativo Jeremiah, en Faisalabad, donde muchas chicas tienen que abandonar la escuela porque sus padres no quieren gastar dinero en ellas, otras corren el peligro de ser, literalmente, tiradas a la basura, y a otras se les niega la alimentación por sus padres a favor de los hijos varones.
"Si cierro los ojos e imagino la primera vez que vi a estas chicas, se reaviva en mí el recuerdo de sus rostros vacíos y tristes. Gracias a mi fundación las hemos alimentado, cuidado y vestido. También ayudamos a las niñas a volver a la escuela y demostramos a la sociedad que ellas también son dignas de recibir educación".
Poco después de su fundación, el Centro Educativo Jeremiah comenzó a acoger también varones. Para la joven activista cristiana "no basta con ayudar solo a las niñas si queremos cambiar esta sociedad", y combina la acogida y formación de niños y niñas con el apoyo moral y material a mujeres que están pensando en abortar. Su carencia es, en Pakistán, el principal motivo por el que estas mujeres abortan en el país asiático, y el centro se convierte "en su esperanza para un futuro mejor".
Actualmente, el Centro Educativo se encuentra clausurado por la puesta en venta de los locales donde se encontraba ubicado, aunque realizan actividades frecuentes como se puede ver en sus redes sociales.
La noticia, que "fue un shock para niños y madres" motivó la puesta en marcha por la joven y los otros organizadores de una campaña de recogida de fondos para salvar el proyecto.
Zarish concluye pidiendo la colaboración de los lectores y detalla las formas de ayuda, desde participar en la campaña de GoFoundMe hasta "adoptar a los niños a distancia apoyando sus gastos escolares".
Ayuda aquí al Jeremiah Education Center.