El caso de Jo Powell corre paralelo al de otras mujeres a quienes, al detectárseles un cáncer durante el embarazo, se les sugiere abortar y se niegan a ello, renunciando por el contrario al tratamiento. Bárbara Castro y Chiara Corbella murieron, Simone Calixto sobrevivió.
Jo también. El Daily Mail informaba este martes de que esta mujer inglesa de 41 años, administrativa de profesión, ha sido dada definitivamente de alta, tras dos años de lucha contra el cáncer. Ya no necesita tratamiento.
Pero sí lo necesitaba cuando le diagnosticaron un cáncer de pecho. El problema es que estaba embarazada. Ella y Richard -de 30 años, pintor y decorador-, que viven en Newark (Nottinghamshire), llevaban años buscando tener hijos, y no lo conseguían. Y cuando por fin se hacía realidad su ilusión... el mazazo de la enfermedad.
Así pues, acordaron someter a Jo a una mastectomía, y esperar a las últimas semanas de embarazo, cuando el feto ya podría soportarla, para comenzar una suave quimioterapia.
Todo esto sucedió en 2010, y justo antes de esa Navidad nació Jake, completamente sano y fuerte. Sólo entonces Jo comenzó a recibir un tratamiento de quimioterapia verdaderamente agresivo... y todo salió bien. En agosto de 2012 el cáncer se ha convertido en agua pasada en su vida y ella salió del hospital sabiendo que le esperaba en casa ese niño de año y medio que pudo no haber nacido.
"Soy la mujer más feliz del mundo", concluye Jo.