Kevin Lowry es hijo de un pastor presbiteriano que se convirtió al catolicismo, y él siguió luego los pasos de su padre. Descubrir la riqueza de la oración del Rosario fue un factor decisivo al dar ese paso.
Casado y padre de ocho hijos, asesor financiero durante veinte años, publicó un libro titulado Faith at work [Fe en el lugar de trabajo] para ofrecer una motivación al trabajo añadida al simple salario. El entonces arzobispo de Washington, Donald Werl, lo recomendó.
Experto consejero en materia económica, Kevin aporta también su experiencia como padre de familia en un artículo en Integrated Catholic Life dirigido específicamente a los padres de familia, en el que sugiere diez formas para mejorar el equilibrio entre el trabajo y la atención debida a la esposa, los hijos y la vida doméstica.
Por dos veces en su vida matrimonial, Kevin tuvo que elegir entre el trabajo y la familia. En uno de los casos, la disyuntiva se la planteó a las claras su propia mujer.
La primera vez fue en sus primeros años de matrimonio, con tres hijos que vinieron muy seguidos. El último embarazo obligó a su mujer a cuatro meses de reposo, que le condujo a una agenda de trabajo "enloquecida"... "La elegí a ella y cambié de trabajo", cuenta.
Años después, se repetía la historia. Ya eran seis hijos, y cuando esperaban el séptimo les anunciaron posibles problemas del niño, justo cuando él estaba "trabajando como un maniaco": "La vida parecía descontrolarse. Era otro punto decisivo. De nuevo la elegí a ella y cambié de trabajo".
Kevin Lowry no habla de oídas. Lo que propone lo ha vivido.
Kevin aclara que no se trata de cambiar de trabajo cada vez que haya problemas. Fueron, explica, decisiones muy meditadas y contrastadas "con sacerdotes de confianza, miembros de la familia y amigos". Lo que quiere transmitir es otra cosa: "En más de veinte años de matrimonio, con ahora ocho hijos, una casa, una hipoteca y una carrera profesional llena de golpes y moratones, nunca he lamentado haber elegido a mi mujer y mis hijos por encima de mi carrera".
Así que, "desde una perspectiva masculina" -aclara-, ofrece consejos que a él le han sido útiles para tomar esas y otras decisiones:
1. Pon en orden tus prioridades
Kevin ofrece las suyas: "Dios, mi esposa, mis hijos, mi carrera, y luego todo lo demás". Pone a su esposa por delante de sus hijos, "no porque ellos no sean importantes, sino porque ella es superimportante. El matrimonio es una vocación y un sacramento. La mejor manera de ser un verdadero líder de la familia es ser modelo de virtudes, servir y rezar como locos". Y lo más importante: "Éste es el desafío: que nuestra rutina diaria refleje nuestras prioridades".
2. Haz sólo la voluntad de Dios
"Siempre tenemos tiempo para hacer la voluntad de Dios. Por tanto, si no hay tiempo bastante en el día, es que hay cosas en nuestro listado de tareas que no deberían estar ahí. Si estás intentando encontrar cosas que quitar, pregúntate qué quitarías si tu mujer o uno de tus hijos estuviese gravemente enfermo... y no esperes a que eso ocurra".
3. Comparte las cosas del trabajo con tu mujer
"Esas cosas no serán por eso más fáciles, "pero si estáis en la misma página de lo que Dios quiere de vosotros como pareja, ese propósito compartido te ayudará en los malos momentos".
4. No vivas por encima de tus posibilidades
"Es una trampa, evítalo como si se tratase de una plaga".
5. Trabaja como un loco... pero solo cuando estés en el trabajo
"Completa todas tus tareas, haz todo lo mejor que puedas y vete a casa. Fija una cita con tu mujer todas las semanas, incluye a tus hijos en tu agenda y trata a tu familia como más importante que tu cliente más importante o incluso que tu jefe".
6. Protege tu matrimonio
"Los chicos somos criaturas visuales, así que no caigas en la mentalidad de que ´no importa mirar el menú siempre que comas en casa´. Mantén una distancia emocional respecto a las mujeres que no sean tu esposa. Trátalas con respeto, como querrías que otros hombres tratasen a tu mujer en el lugar de trabajo. Habla positivamente de tu mujer. Nunca te quejes de ella, especialmente ante otras mujeres".
7. Detente y pide consejo
"Pídele a tu mujer consejo y oraciones cuando estés en problemas. Probablemente te conoce mejor que nadie y su punto de vista puede ayudarte a que las cosas funcionen".
8. Ama a tu mujer
"Esto parece algo trillado, pero si tratamos a nuestra esposa en casa como es debido, habrá menos problemas cuando puntualmente tengamos que trabajar horas extra. Recuerda por qué os enamorasteis. Piensa en sus cualidades. Reza por ella. Ofrece pequeños sacrificios por ella. Piensa en el honor que supone ser admitido, a pesar de todas nuestras debilidades, como un marido".
9. Procura momentos a solas
"Deja un tiempo sólo para tu mujer, sin distracciones, sin niños", que, por supuesto, "también necesitan su tiempo con papá".
10. No te lleves trabajo a casa si es posible
"Especialmente en esta era de las comunicaciones, es importante apagar el móvil, apartar el ordenador y entregarnos a nuestras familias".
* * *
"Nuestra familia es más importante que nuestra carrera", concluye: "Hagamos todo lo posible para obrar en consecuencia".
Publicado en ReL el 25 de julio de 2012 y actualizado.