España, Francia e Italia son países de gran tamaño, cultura mediterránea y víctimas de una fuerte crisis económica y social. Y en los tres países ha bajado la nupcialidad en los últimos años.
Pero en España ha bajado el doble que en sus vecinos mediterráneos.
De 2004 a 2010, la tasa bruta de nupcialidad (bodas cada mil habitantes) ha bajado 0,68 puntos en Francia y otros tantos en Italia. En cambio, en España ha bajado 1,45 puntos: de algo más de 5 bodas cada mil habitantes a tan solo 3,66.
La caída nupcial en España ha sido el doble que en sus vecinos mediterráneos. Un bajón enorme.
¿Por qué? ¿Qué diferencia a España de Francia e Italia? Hay al menos dos elementos que aparecieron precisamente en 2005: la ley del matrimonio homosexual y la ley del divorcio exprés, una combinación que no tienen ni Italia ni Francia.
Desde que se ha redefinido el matrimonio en España, casi nadie quiere casarse porque ¿para qué? ¿Qué unión es esa, que se puede disolver sin causa en tres meses, que no recoge las palabras esposo y esposa ni padre y madre, y que dice que es lo mismo el matrimonio de un hombre y una mujer que la unión legal de dos hombres o dos mujeres? ¿Significa algo casarse?
Las cifras de caída en la tasa de nupcialidad (incluso contando los matrimonios gays desde 2005) son elocuentes, según los datos del INE y de Eurostat:
(matrimonios cada mil habitantes)
2010: 3,66
2009: 3,8
2008: 4,2
2007: 4,5
2006: 4,6
2005: 4,78
2004: 5,01
2003: 5,01
2002: 5,07
2001: 5,06
2000: 5,3
Se podría aducir que Holanda tiene matrimonio gay desde 2001 y que Bélgica lo tiene desde 2003. El primer país pasó de una tasa de nupcialidad de 4,97 en 2001 a los 4,40 de 2009. Bélgica pasó de 4,03 a 4 en 2009, e incluso un crecimiento en 2010. No es un bajón brutal como en España, se dirá.
¿Significa eso que el matrimonio gay en Holanda y Bélgica no desincentiva casarse?
Más bien significa que se trata de dos países pequeños, que ya partían de una baja tasa de nupcialidad y que al atraer homosexuales extranjeros para casarse (porque la tasa incluye bodas gays) compensa el desencanto generalizado por una institución vacía de contenidos. Unos pocos cientos de bodas son bastantes para deformar la estadística en países pequeños y envejecidos como esos. Además, la crisis en estos dos pequeños países es mucho menos virulenta.
Por eso, lo interesante es comparar con países cercanos, mediterráneos y grandes, como Francia e Italia, cuyo descenso nupcial es la mitad del español. Ni hablar de comparar con Alemania: su tasa de nupcialidad de 2004 a 2010 ha bajado apenas 0,1 punto: la nupcialidad alemana (país sin matrimonio gay) funciona 14 veces mejor que la española. O, mejor dicho, se va degradando 14 veces más despacio.
Otro caso sería la vecina Portugal: de 2004 a 2010 la tasa de nupcialidad lusa pasó de 4,68 a 3,8: 0,88 puntos de bajada. Muy mal, pero muy lejos del 1,45 de bajada española. En ese mismo año 2010 Portugal aprobó el matrimonio homosexual: si pasa como en España, cabe esperar que en pocos años la institución matrimonial se vaya hundiendo también aquí.
El caso de España, comparado con Italia y Francia (y mucho más con Alemania) demuestra que hay una relación entre matrimonio gay y declive de la nupcialidad... algo que nos afecta a todos, pues se dan menos relaciones de compromiso, menos natalidad, peor educación de los hijos, etc... como demuestran infinidad de estudios.
El matrimonio gay se correlaciona con un vaciado de sentido del matrimonio natural: el matrimonio deja de significar nada, y por la militancia de unos pocos de apropiarse de una "marca potente", la marca deja de tener sentido y atractivo, como han señalado muchas veces las asociaciones profamilia.