Pocas horas antes de que dos ancianos provida fuesen juzgados por ayudar y aconsejar a mujeres que iban a abortar, Religión en Libertad tuvo constancia de que la mujer con la que hablaron estos rescatadores de Zaragoza decidió seguir adelante con su embarazo, apoyada por el centro AMAVI.
Este es solo uno de los cientos de casos que cada año consolidan los motivos para que las organizaciones provida prosigan con esta labor, presente en ciudades de todo España. Pese a ello, el Gobierno también es consciente de que gracias a su trabajo, no son pocas las que desisten de abortar y por ello quiere multar e incluso ilegalizar la labor de los rescatadores. Para defender su permanencia, puedes acudir y apoyar la gran manifestación frente a la ofensiva antivida del gobierno, que tendrá lugar el próximo 26 de junio en Madrid.
También es el caso de Córdoba. Recientemente, la periodista del diario ABC Pilar García-Baquero se hacía eco de cómo se desarrolla la labor de los rescatadores en las clínicas de esta ciudad. Las mujeres a las que salvan de la tragedia del aborto reconocen que no se arrepienten "ni un solo día" de la decisión tomada.
Así lo expresó María, de 40 años, para quien el embarazo no era una posibilidad, pues se encontraba sola, sin trabajo y saliendo de un cáncer de útero cuando supo que esperaba un niño.
No lo dudó. Consiguió todos los trámites y permisos necesarios para abortar cuando su hermana le dio un folleto de una organización en defensa de la vida y de las madres que se disponen para abortar.
Desde que llamó a uno de los teléfonos, la organización disipó todos sus miedos y dudas.
"Me han devuelto la alegría, mi autoestima. No digo que sea fácil seguir adelante sola, no lo es; pero no me arrepiento ni un solo día", menciona.
María José de Francisco, psicóloga y rescatadora de la Plataforma Córdoba por el Derecho a la Vida, le regaló un carrito, la cuna y una cesta con lo necesario para los primeros días de vida de su bebé: "Cuando vi todo eso pensé: `Sí que era verdad que me van a ayudar´".
Hoy, a Héctor le quedan poco más de tres meses para ver la luz del día, y los médicos se refieren a él como "el bebé milagro". De la posibilidad real de ser abortado, el pequeño Héctor se prepara, sin saberlo, para ser como "un príncipe troyano encargado de la defensa de la ciudad frente a Aquiles", cuenta su madre.
María recuerda emocionada el primer día que notó a su hijo en su interior: "No podía parar de llorar y le pedí perdón a mi hijo".
Pero ella es solo una de tantos casos que consolidan la necesidad de los rescatadores en las calles de España y de todo el mundo, máxime cuando al mismo tiempo que su actividad está en vías de ilegalización, una nueva ley del aborto se dispone a continuar esta práctica que se ha llevado la vida de cientos de millones de niños solo en su vía quirúrgica, sin contar con los métodos químicos abortivos.
María José de Francisco cuenta a ABC, según su propia experiencia, que "ni una sola madre se ha arrepentido de tener a su hijo después de ser rescatada": "Todas agradecen que estuviéramos allí aquel día; una de esas niñas lleva mi nombre como agradecimiento de sus padres".
También desde Córdoba, en Pozoblanco, no pocas mujeres agradecen pasados los años la labor de esta psicóloga y su organización provida. Una de ellas tenía 21 años cuando llegó a la puerta de un abortorio acompañada de su novio y su futura suegra cuando le entregaron un folleto invitándole a hablar de lo que iba a hacer, ofreciéndole ayuda.
La pareja entró. Pero la madre del novio se quedó hablando con una rescatadora fuera de la clínica y después llamaron a María José de Francisco. De inmediato, la futura suegra de la joven entró corriendo tratando de impedir que la joven siguiese adelante. Estaba en camilla, con todo preparado para comenzar el aborto, cuando la mujer convenció a la joven de seguir adelante con la vida de su hijo. Como Héctor, quedan pocos meses para que nazca.
Desde Red Madre, otra ONG provida, les ofrecieron desde el cochecito a la cuna pasando por la canastilla, así como ayuda a encontrar trabajo.