El muy progresista Zapatero rompió moldes pero muchos pueden pensar que el conservador Cameron en Inglaterra es peor.
Los dos coinciden en imponer el matrimonio homosexual sin llevarlo en su programa electoral y sin someterlo a ningún referendum.
Mientras en Estados Unidos la definición de matrimonio es un tema que votan los ciudadanos en las urnas, referendum tras referendum, estado tras estado, en Europa no dan libertad al ciudadano para votar sobre el tema.
Zapatero y Cameron aplican simplemente el rodillo parlamentario. Pero Zapatero lo hacía sin disimular, sin consultar a nadie, y Cameron se inventa unas consultas que su mismo partido dice que no van a cambiar su decisión.
Recordemos como se gestó la ley del matrimonio gay en España en 2005, la más controvertida de la historia de la democracia española, la más lejana de cualquier consenso:
- no figuraba en el programa electoral socialista
- el Senado español votó en contra (131 senadores de 4 partidos contra 119)
- se mostraron en contra los senadores socialistas Mercedes Aroz (aquí sus argumentos desde la socialdemocracia) y Francisco Vázquez
- se mostró en contra el Consejo de Estado, órgano consultivo del gobierno, en su dictámen unánime 2628/2004, de 1612-2004
- también en contra se mostró el informe de la Real Academia de Legislación y Jurisprudencia
- se manifestó en contra el Consejo General del Poder Judicial, que es el máximo órgano de lo judicial, uno de los tres poderes de la democracia
- se manifestaron en contra 700.000 firmas recogidas en una Iniciativa Legislativa Popular, con firmas avaladas por la Junta Electoral Central
- se manifestaron por la calles cerca de un millón de personas en las calles de Madrid el sábado 18 de junio de 2005 a las 18 horas.
- en contra se manifestaron las 5.000 asociaciones, 20 confederaciones y 117 federaciones del Foro Español de la Familia,con el apoyo internacional de 15 federaciones internacionales y más de 1.000 asociaciones (400 europeas, 650 americanas y 25 de Oceanía) de 27 países
Ninguna ley en España sumó nunca tanta oposición. Pero Zapatero simplemente ignoró la manifestación, las asociaciones, las firmas, al Senado, al Consejo General del Poder Judicial, a Aroz y Vázquez, a la Real Academia de Jurisprudencia, etc... y aplicó el rodillo sin fingimientos.
Cameron es -podrían decir muchos- peor que Zapatero, porque hace lo mismo pero fingiendo "consultar" a la ciudadanía.
Sin embargo, es una consulta que -advierte- no cambiará nada. Una consulta que no consulta. Una participación no participativa.
Colin Hart, director de campañas de la Coalición por el Matrimonio, ha señalado la paradoja: "Siempre creí que una consulta consistía en escuchar a la gente y preguntarle su opinión antes de tomar una decisión. No sólo están redefiniendo el significado del matrimonio, sino que ahora además están redefiniendo el significado de la palabra consulta", denuncia.
Y es que la ministra de Igualdad Lynne Featherstone ya lo ha dicho bien claro: "La pregunta esencial no es si vamos a introducir el matrimonio civil del mismo sexo, sino cómo". Entrevistada por el diario Independent, dejó bien claro que el plan para introducir la legislación antes de la próxima elección en el 2015 está intacto. "No daremos marcha atrás de ninguna manera", aseguró.
¿Y en qué consiste la "consulta"? En que quien quiera, durante los próximos tres meses, puede mandar sugerencias a los ministros, pero sabiendo que no se les hará caso.
En Reino Unido, desde 2005, existen las uniones civiles (del mismo o de distinto sexo; pero eso sí, por el momento solo de dos personas).
La nueva ley redefine el matrimonio. Además, habilita que una pareja siga casada si uno de sus miembros cambia legalmente de sexo.
Por supuesto, la redefinición de matrimonio no afectará solo a las ceremonias. Tendrá toda una batería de efectos secundarios a través de leyes "contra la discriminación" en escuelas, asociaciones, iglesias, pensiones, grupos juveniles, etc... En clase de "Sociedad" en el colegio dirán que el matrimonio es una cosa en Inglaterra y otra en Italia, mientras que en la clase de Religión dirán que lo que el Estado hace no es realmente casar. O, con el tiempo, quizá se le prohiba a las iglesias y otros disidentes llegar a decir eso.
La Iglesia Católica está presentando la batalla cultural con firmeza, en bloque, siendo el cardenal de Escocia, O´Brian, el que habla con más claridad y contundencia. Además, sectores de la Iglesia Anglicana, varias iglesias evangélicas y otros grupos religiosos se han unido con asociaciones pro-familia en una gran alianza. Más de 210.000 personas han firmado un manifiesto conjunto que incluye a líderes religiosos y diez legisladores de distintos partidos.