Cuando Sadie Stout se enteró, a los seis meses y medio de su embarazo, que ella tenía un tumor potencialmente fatal colocado encima de su corazón,  se le dieron tres opciones: someterse de inmediato a una cirugía para remover el tumor, que se le hiciese una cesárea de emergencia y tener el bebé, y luego someterse a la cirugía, o esperar más tiempo para que el bebé se desarrollara antes de pasar ambas cosas.

Cada una de estas tres opciones conllevaba unos riesgos significativos, reporta el periódico canadiense The Toronto Star, que fue donde primero apareció la historia de Stout.

La cirugía para remover el tumor tenía un 30% de posibilidades de matar al bebé. Tener una cesárea atrasaría la cirugía para remover el tumor por unos valiosos minutos, poniendo la propia vida de Stout en serio peligro, y lo mismo sucedería si se esperaba más tiempo.

A Stout se le dieron justo 24 horas para tomar una decisión – y aunque ella tomó su decisión inmediatamente, ésta no fue una decisión fácil.

Ella comentó al diario canadiense que sus amistades y su familia la urgieron a anteponerse ella misma, y que se sometiera a la cirugía para remover el tumor, a pesar de los riegos para su hijo. “Ellos intimaron que Stoutpodría tener otro bebé cuando ya estuviese saludable”, reportó la Star.

“Ellos no me lo estaban diciendo de mala manera,” dijo Stout. “Ellos me decían que yo todavía no había visto al bebé, por lo que yo todavía no me había establecido lazos con él. Pero aún cuando yo estaba embarazada, mi mundo entero era Bentley. Yo nunca me podría anteponer a él”.

Stout tomó la decisión de someterse a la cesárea de emergencia. Aunque su hijo nacería 2 1/2 meses prematuro, la cesárea le proveería a él una mejor oportunidad de poder sobrevivir, en lugar de exponerlo a la cirugía para remover el tumor mientras ella estuviese embarazada.

“Yo decidí que lo tendría antes de que me hicieran cualquier cosa”, ella dijo. “Yo quería que él tuviese la oportunidad de sobrevivir antes que yo. De ninguna manera yo podía someterme a la cirugía mientras estuviese embarazada, sabiendo que había la posibilidad de que él podría morir debido a ello”.

El hijo de Stout, Bentley, nació saludable el pasado 24 de septiembre, pesando justo 3 libras.

Stout pudo sujetar a su hijo brevemente, antes de que la prepararan para la cirugía para remover el tumor, lo que sucedió 36 horas después.

La cirugía fue tan exitosa, que cinco días más tarde, Stout fue dada de alta del hospital y se le dio la oportunidad de ver a su hijo nuevamente.

“Yo tenía tantos deseos de hacer todo el bien posible para Bentley, que ello me dio ánimo para levantarme y querer sanar más pronto,” le dijo Stout a la Star.

“Yo sabía, dentro de mi corazón, que él iba a estar bien.”