Cada vez son más los que sufren en sus propias carnes la ideología de género o el temor a verse salpicados por ella en el ámbito familiar, laboral o espiritual. Por ello, también aumenta la población interesada en sus orígenes, sus últimas aspiraciones y especialmente en cómo combatirla.
Con el objetivo de dar respuesta a todas estas preguntas, el obispo Peter J. Elliot, emérito de Melbourne (Australia), ha publicado una compilación de sus reflexiones e investigaciones en torno a la "sórdida historia" de la Revolución Sexual, donde destaca su propuesta de "examen de conciencia" a modo de preguntas sobre el combate a esta doctrina.
Títulado La revolución sexual: historia, ideología, poder, y publicado bajo el título de Ignatius Press, el último libro de Peter J. Elliot es la síntesis de una gran experiencia y preparación pastoral e intelectual en la materia: además de licenciado en Historia y doctor por la Universidad Pontificia Lateranense sobre la sacramentalidad del matrimonio, se ha desempeñado durante 10 años en el Pontificio Consejo vaticano para la Vida e impartido multitud de ponencias en torno a la familia y la revolución sexual.
Para el obispo, este es un proceso "desarrollado durante los últimos 300 años" que encuentra su germen en los postulados del filósofo Rousseau. Lo interesante de su propuesta es que muestra como, aparentando ser la mujer, su bienestar y sus "derechos" el máximo exponente de la Revolución Sexual, resulta ser todo lo contrario.
"La ruptura familiar, la violencia doméstica, la prostitución, la pornografía, la ideología de género… impacta en las mujeres. Sus hijos son víctimas de la revolución sexual, especialmente ahora que sus teléfonos móviles muestran pornografía y son usados por depredadores sexuales", explica a Catholic World Report.
Por ello, el obispo no esconde a lo largo de su última obra que "simpatiza con las víctimas", incluso las que están siendo "manipuladas".
Según el obispo, los dos problemas fundamentales emanados de la revolución sexual "son la píldora -el aborto químico- y el aborto -quirúrgico-", pero matiza que los orígenes que deben ser enfrentados son mucho más lejanos.
Todo parte "de una falsa comprensión de la naturaleza de la persona humana, en gran parte derivada de la Ilustración. Para Rousseau, el Dios personal [del cristianismo] no existe, tampoco hay pecado original, ni juicio final ni responsabilidad" y por lo tanto, solo queda una posibilidad, hoy divulgada: "Fornicad y divertíos, que mañana moriremos. El placer es libertad y puedo hacer lo que quiera `si no hago daño a nadie´".
Lo que sucede, explica, es que este camino aparentemente pacífico o neutral ha resultado ser "una revolución social agresiva" que, "en lugar de construir una sociedad, destruye las instituciones existentes".
"Desde principios del siglo pasado, la fuerza motriz ha sido un odio marxista revolucionario a la religión y la familia vinculado al feminismo, al derecho al aborto, a la ideología LGBT y al género", enumera. Un proceso en el que los "libertarios" también colaboran, "exigiendo la libertad total a través de una legislación que apoye dicha revolución, castigando a los que se resisten", añade.
Puedes conseguir aquí La revolución sexual. Historia, ideología y poder (en inglés).
Signos de esperanza y crisis de género
¿Queda esperanza? Para el obispo emérito de Melbourne queda más que eso. En su opinión, "la revolución [sexual] se está quedando sin energía", especialmente por los escándalos surgidos a de alguno de sus buques insignia.
Entre ellos, menciona "la transición de género entre los jóvenes" -con cada vez más casos de escándalos y arrepentidos que salen a la luz- la verdad de los "héroes de la revolución", como los oscuros secretos y pasado de Margaret Sanger -fundadora de Planned Parenthood- o de Hugh Hefner -histórico directivo de Playboy-. "También se ponen en duda los beneficios económicos emanados de la industria sexual y la explotación de personas en todas sus edades", añade.
Antes de concluir, llama a los lectores de su nueva publicación a "levantarse y hacer algo", basándose en "aquellos que defienden algo mejor que este sórdido mundo que se desliza a la oscuridad".
Ofrece un breve examen de conciencia, desarrollado en su libro a modo de preguntas, que todos los opositores a la revolución sexual deberían responderse "para vencer y resistir a esta fuerza" oscura:
1ºEmpieza por ti mismo
"¿Hasta qué punto he cedido a esta revolución? ¿Ha corrompido mi mente? ¿Cómo vivo, cómo me relaciono con los demás?
2º Sigue con tu familia
"¿Permitimos que la revolución entre mi familia? ¿Sé dónde están los niños en este momento, cómo usan las redes sociales y quiénes son sus amigos? ¿Puedo asegurar una familia feliz que sea cariñosa y cercana pero también protegida y fuerte?".
3º Echa un vistazo a los vecinos y la comunidad
"¿Trabajo con personas o grupos de personas, luchando por mantener lejos [del hogar] los sex shops, prostíbulos y bares de sexo y anticonceptivos? ¿Nos reunimos como familias, apoyándonos unos a otros social y espiritualmente?
Los últimos capítulos de La revolución sexual ofrecen este tipo de guía práctica para resistir y vencer una fuerza maligna.
Concluye, por último, con un mensaje de caridad cristiana: "No juzgamos a las personas, especialmente a las muchas víctimas de esta revolución sexual. Necesitan simpatía, aliento y ayuda para poder liberarse y salir de este pantano asqueroso".