Un reciente artículo publicado en el American Journal of Public Health ha llamado la atención sobre un fenómeno "poco conocido pero gravísimo", en palabras del médico neonatólogo italiano Carlo Bellieni, que lo explica en la edición dominical de L´Osservatore Romano.
Se trata del disease mongering o "mercado de las enfermedades", esto es, la utilización de técnicas de marketing para crear la necesidad de medicamentos y promover así la venta de fármacos que en realidad son innecesarios: "Se inventan una patología o tratan como tales simples condiciones personales, como la timidez o la menopausia".
Para ello, "se agigantan los datos para crear un sentido de pánico. Luego se pasa a los testimonios, que son de dos tipos: primero se presentan casos ´milagroso´ de aplicación del medicamento, y luego los mismos expertos hablan sobre su bondad".
Estas técnicas, sostiene Bellieni, se están utilizando también para la venta de la píldora abortiva o la promoción de la eutanasia o el suicidio asistido.
Hay, por ejemplo, un caso muy claro y bien estudiado: mientras los vendedores de la píldora abortiva la presentan como la forma de evitar sufrimientos a las mujeres, los estudios reales apuntan a que el aborto inducido por fármacos agrada menos a las mujeres (Health Technology Assessment, noviembre de 2009) y es más doloroso que el método quirúrgico (British Journal of Obstetrics and Ginecology, noviembre de 2010).
Del mismo modo, las campañas a favor de la eutanasia o el suicidio asistido buscan "inducir en la población la ansiedad ante la posibilidad de verse intubados, en coma o mantenidos con vida contra sus propios intereses".
Se trata, afirma Bellieni, de "vender una opción cultural sobre la muerte para que parezca algo tan banal como beber un vaso de agua, y para ´manejarla´ para eliminar su consideración". Son actitudes que parten del error de "no mirar a la muerte de frente y de llamarla de otra forma, en una operación psicológicamente muy arriesgada de cercenamiento mental".