Abrir el útero para operar a un feto y volver a cerrarlo con la intención de que siga adelante la gestación ya no parece una idea tan descabellada. Los niños con espina bífida tratados con esta intervención tienen más posibilidades de caminar sin ayuda y menor riesgo de desarrollar una complicación neurológica típica llamada hidrocefalia. Aunque la operación también aumenta el riesgo de aborto o de parto prematuro. Estas son las conclusiones del primer estudio que evalúa la eficacia de la cirugía fetal catorce años después de que se realizara la primera operación de este tipo. El ensayo recoge solo la experiencia de varios centros estadounidenses, pero en España ya se han realizado tres cirugías fetales de espina bífida, todas en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla.
Los niños que nacen con mielomeningocele, la forma más grave de espina bífida, lo hacen con lesiones muy graves en el sistema nervioso. Esta malformación congénita es la más frecuente y ocasiona desde alteraciones neurológicas hasta paraplejia porque la columna vertebral no se termina de cerrar. Durante la gestación la médula espinal y los tejidos nerviosos se lesionan por falta de la protección de los arcos vertebrales.
Nueve de cada diez mujeres a las que se les detecta la lesión opta por interrumpir la gestación. En el resto, la opción más frecuente es esperar hasta el nacimiento para reparar el defecto, cuando el daño ya es irreversible. En muchos casos los niños necesitan sillas de ruedas o ayuda con muletas para desplazarse y una válvula cerebral para evitar la hidrocefalia (acumulación de líquido en el cerebro).
Menos hidrocefalia
La investigación, publicada en «New England Journal of Medicine», recoge la experiencia de 183 embarazos. En 92 casos, se esperó a que los niños nacieran para operarles y al resto se les intervino en el quinto mes de gestación, cuando el feto apenas tiene un kilo de peso. Estaba previsto llegar a 200 embarazos, pero con los resultados tan buenos para los niños operados intraútero se decidió cerrar el ensayo para no perjudicar al resto.
La cirugía prenatal es similar a la postnatal pero repara el defecto antes de que sea irreversible. En el estudio se vio cómo se redujo casi en un 30 por ciento la necesidad de implantar una válvula para reducir la hidrocefalia , mejoró el desarrollo mental y aumentó las posibilidades de que pudieran caminar sin ayuda. Un grupo independiente de médicos evaluó a los niños de ambos grupos cuando tenían un año de edad y de nuevo con dos años y medio. Las pruebas de desarrollo psicomotor fueron siempre mejores en los pequeños operados durante el embarazo. La investigación no valora el efecto de la cirugía en el control de los esfínteres, otro problema común en estos niños.
Tres cirugías en España
Los resultados apoyan el trabajo de centros como el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, el primero de Europa en atreverse con una operación de estas características. Desde esa primera cirugía en 2007, el hospital ya ha hecho dos casos más. El último nació las pasadas Navidades y también fue un éxito. Guillermo Antiñolo, director de la Unidad de Medicina Fetal del hospital sevillano tomó ayer el estudio americano «como la mejor noticia en muchos años. Los resultados son extraordinariamente buenos». Sea cual sea el nivel de la lesión, «las secuelas siempre son menores si se repara antes de nacer» .
En su opinión hay base para ofrecer la cirugía como una alternativa al aborto. «No todos los casos se podrán operar, pero se deben valorar. La prematuridad es un riesgo más manejable que las secuelas de la malformación». Antiñolo lamenta que la mayoría de las mujeres opte por abortar por no tener información adecuada.