A los 39 años de edad, una trabajadora de la salud mental, cristiana y británica, está enfrentándose a la posibilidad de un despido por expresar sus opiniones en una conversación privada con sus colegas sobre los problemas de salud mental que enfrentan las mujeres que se han practicado abortos.
Margaret Forrester, quien trabaja para la Asociación de la Salud Mental del Centro del Noroeste de Londres, ha sido suspendida en su cargo desde ese momento.
Forrester dijo a sus colegas que estaba preocupada por las mujeres a las que no se les brinda información adecuada sobre los peligros del aborto para su salud mental a largo plazo. Mostró a sus compañeros de trabajo un folleto sobre el síndrome post-aborto, el cual reproducía los testimonios personales de las mujeres que han sufrido ese síndrome.
Después de esta conversación, Forrester fue llamada a una reunión con su manager, quien la interrogó sobre sus puntos de vista. Al principio fue suspendida en su trabajo, pero luego el Fondo cambió su estatus a una licencia especial con goce de sueldo, durante la cual ella tenía la obligación de sentarse en una oficina y no trabajar.
En una audiencia disciplinaria celebrada el 22 de diciembre, se le dijo a Forrester que ella podía seguir trabajando sólo si nunca más iba a hablar de nuevo de sus creencias sobre el aborto. Le dijeron que no “diera materiales como éste a sus colegas en el trabajo”.
Pero Forrester no ha aceptado sumisa estas restricciones. Ella dijo que le preguntaron “si lo haría de nuevo. Dije que no había hecho nada contrario a la ética o que atentara contra lo profesional, por lo que sí lo haría”.
Forrester está citada hoy para una segunda audiencia.
Dijo que “parece increíble que no se pueda tener una conversación informal con un colega en aras de la atención de los pacientes”. “Creo que lo más probable es que me despidan”.
Andrea Minichiello Williams, director ejecutivo del Centro Legal Cristiano que está apoyando a Margaret Forrester, dijo que es “perturbador” que Forrester sea perseguida por sus intentos de ayudar a los pacientes.
“El nivel de intolerancia en la esfera pública, especialmente en el empleo en el sector público, es profundamente preocupante y sugiere que estamos viviendo en una sociedad que es cada vez menos libre”, dijo Williams.
Williams comentó que las mujeres deben recibir información completa sobre las posibles amenazas para la salud por parte del aborto, “dado que la decisión de practicarse un aborto afectará sus vidas para siempre”.
Dijo que “además de ser una mala práctica médica, se están restringiendo dramáticamente en este caso la libertad de conciencia y la libertad de expresión”. “’Forsaken’ [Desamparadas] es un folleto moderado y sencillo que detalla testimonios personales de mujeres de Taunton que han intentado reconciliarse con sus propios abortos. No podemos permitir que no se haga frente a este tipo de intolerancia”.
El libro surgió de un grupo llamado “Forsaken in Taunton”, que se dedica a educar al público sobre el síndrome post-aborto. Sus miembros dijeron que el grupo produjo el folleto, porque “las mujeres que sufren de esta manera tienden a sentirse desamparadas, son incapaces de expresar lo que están sufriendo”. Dicen que “las mujeres son obligadas a mantenerse en silencio” a causa de un fuerte tabú, que impide hablar en contra del aborto en la sociedad británica.
El Colegio Real de Psiquiatras emitió una declaración en marzo de 2008, en la que admitió que el aborto puede dañar la salud mental de la mujer y recomendaba que no se les permitiera a las mujeres practicarse un aborto hasta que ellas fueran informadas sobre los riesgos.
El British Journal of Obstretics and Gynaecology [Revista Británica de Obstetricia y Ginecología] también ha emitido un informe que mostraba que las mujeres con antecedentes de abortos múltiples pueden tener un mayor riesgo de bajo peso en el nacimiento y partos prematuros en los embarazos posteriores. El estudio encontró que el riesgo aumentó cuando aumentó el número de interrupciones del embarazo.