Decenas de miles de familias católicas saldrán a las calles de Madrid en fechas navideñas para celebrar, una vez más, "la familia cristiana". El cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco, ha convocado (por cuarto año) este gran encuentro, que en esta edición vuelve a celebrarse en la Plaza de Colón (el año pasado se celebró en la Plaza de Lima) y al que han confirmado su asistencia 22 obispos españoles y al menos cuatro cardenales del extranjero (de Italia, Francia, Alemania y Polonia).

La fecha cambia: en vez de celebrarse el 26 de diciembre (día litúrgico de la Sagrada Familia) se celebra el domingo 2 de enero. "Nos parecía que era una crueldad hacer viajar a las familias en el día de Navidad", explica (después de tres ediciones de "crueldad") María Rosa de la Cierva, secretaria de la provincia eclesiástica de Madrid.

"Vamos a la Plaza de Colón a dar testimonio y en acción de gracias por la familia, a mostrar que el designio de Dios para la familia es posible", anuncia el obispo de Alcalá, Juan Antonio Reig Pla, en su condición de responsable de Familia de la Conferencia Episcopal. "Parece que la familia cristiana, fiel y abierta a la vida, sea algo imposible... pero también parecía imposible lograr lo que Gaudí consiguió con su templo de la Sagrada Familia... pues bien, cada familia es una auténtica catedral donde se custodia el amor. Queremos invitar a todos a venir con nosotros, a ver que es posible".


El obispo recuerda que la familia es un beneficio social. "Donde acaba la familia, empieza la marginación", explica el obispo. El año pasado ponía el ejemplo de los testimonios que encontraba en las cárceles de su diócesis: "casi todos los presos vienen de familias desestructuradas". Este año ilustra su tesis con otra imagen: las colas de Cáritas, "que se han triplicado en las parroquias, con personas desarraigadas".

Además, el obispo cita a Chesterton para explicar que la familia es un núcleo de resistencia contra la opresión. "A la intemperie te llevan las corrientes; para tener ciudadanos libres necesitamos la familia. Uno es libre cuando se autogobierna para poder darse a los demás, y eso se aprende en la familia. Yo aprendí que era libre en mi familia, aprendí a expresarme con libertad en mi familia, con mi padre y mi madre, que eran dos sencillos trabajadores de fábrica", concreta el obispo.

El encuentro también tiene una clara dimensión pro-vida. "La familia cristiana nace de un amor fiel, abierto a la vida, porque con Cristo, eso es posible. La vida humana, además, debe ser convocada en el abrazo conyugal, desde el amor", especifica para mostrar la enseñanza católica contraria a la generación de embriones humanos en probeta.

Por último, el obispo destacó el factor demográfico. "El decrecimiento demográfico de España es un suicidio. No custodiar la vida humana es un suicidio colectivo y carecer de perspectiva del futuro de España".

Maria Rosa de la Cierva confirmó que el encuentro duraría "desde las diez a las dos y media" y que se trataría, sobre todo, "de un encuentro para rezar en la calle, algo que no es frecuente". Además de los cuatro cardenales de Alemania, Italia, Francia y Polonia, adelantó la asistencia de "unos 8.500 participantes llegados de Italia". "Muchos asistentes europeos llegarán el día 31 y pasarán esos días navideños con familias de acogida españolas", detalló. Además agradeció la ayuda y actitud "muy positiva" del Ayuntamiento de Madrid y explicó que el altar podrá verse desde lejos: "25 metros de ancho, 3 de largo, 3 de alto y una cruz de 25 metros de alto".


A las diez de la mañana empezarán los saludos de los cardenales extranjeros con las familias que les hayan acompañado. Después el obispo Reig dará la bienvenida a todos. Entre parlamento y parlamento habrá villancicos. Habrá testimonios: de una familia numerosa, que explicará como transmiten la fe; de la presidenta de Manos Unidas, Miriam García, ya que la asociación ha recibido el Príncipe de Asturias; y "creo que conseguiremos contar también con el entrenador de la selección de futbol, Vicente del Bosque. He estado hablando con su mujer", contó De la Cierva.

Tras los testimonios, se emitirá un vídeo sobre la familia y sus valores. Después, Kiko Argüello, el iniciador del Camino Neocatecumenal, presentará su última canción sobre la Virgen María, y el Papa conectará desde Roma con los asistentes a través de grandes pantallas para felicitarles por su participación. "El Papa está muy contento de que sigamos celebrando este encuentro", precisó De la Cierva. Después ya viene la misa.

Y, para acabar, como el año pasado, "los Reyes Magos parece que se pasarán por la Plaza de Colón a adorar el Niño Jesús, camino de Oriente; con eso de ser Magos pueden permitirse muchas cosas", explica la secretaria de la provincia eclesiástica madrileña. No hay duda de que la cabalgata del año pasado, con reyes, pajes, y unos magníficos camellos de verdad compensaron a los miles de niños asistentes por su paciencia en el encuentro y asombraron especialmente a los niños de familias extranjeras.


Habrá, como en años anteriores, furgonetas-capilla para ayudar en la Comunión y cabinas para lactantes. Y el coste económico será "la mitad que el año pasado". En parte se pagará con mensajes de SMS (se está buscando la compañía más rentable para ello) pero la mayor parte del coste se sufragará con la colecta, "que el año pasado recogió 80.000 euros y este año esperamos sacar mucho más".

Se espera congregar "entre 300.000 y un millón de asistentes", y eso implica un despliegue importante en seguridad. "El año pasado le dio un infarto a un señor de Murcia, pero el servicio de urgencias madrileño enseguida lo cogió a tiempo y le salvó", explicó De la Cierva como ejemplo del tipo de incidencias posibles.

Por su parte, Pedro Besari, un veterano en la organización de este tipo de encuentros, explicó a nuestro periódico que "participarán entre 1.500 y 2.000 voluntarios de los que se han apuntado a las Jornadas Mundiales de la Juventud; de hecho, será como un ensayo de unas mini-JMJ; la logística se parece o es extrapolable en parte a la misa de acogida de Benedicto XVI en agosto".


"Convoca la diócesis de Madrid, con una carta a los obispos, los párrocos y directores de colegios. Lo que pasa es que el Camino Neocatecumenal es muy numeroso y con familias muy grandes, y por eso van muchas personas del Camino a estas misas, pero no hace falta tener 9 hijos para ser familia cristiana y todo el mundo está invitado", detalló De la Cierva, que comento después a nuestro periódico que "hay previstas reuniones con los representantes de otros movimientos".

Kiko Argüello es, con el cardenal Rouco, el gran impulsor de estas misas de la familia. Si en la primera cita hace 4 años hubo oradores de distintos movimientos (incluyendo, por ejemplo, al fundador de la Comunidad de Sant´Egidio, el italiano Andrea Riccardi), en los años posteriores Kiko y las canciones, músicos y participantes del Camino fueron hegemónicos en el encuentro. 
Párrocos poco colaboradores

¿Y animarán los obispos a las parroquias? "Se está trabajando mucho a los párrocos", dice De la Rosa. "¿Y eso qué significa en la vida real?", preguntamos. "Bueno, tampoco se puede obligar a nadie", dice el obispo Reig que reconoce con tristeza que a veces han ido familias a una parroquia a invitar en misa a acudir al encuentro y el párroco no les ha dejado. Sí se le ocurre, por ejemplo, que habría que animar especialmente a las parroquias que celebran la "misa de niños" cada domingo por la mañana a trasladarla a la Plaza de Colón ese día.


Diego Cazzola, un padre de familia que está con sus niños y su mujer en el acto de presentación de la Misa de las Familias explica que "esta fiesta no va contra nadie. El hecho de que yo viva algo con alegría y a otro le duela, no implica que yo lo haga para que le duela; quizá al que le duele resulta que tiene un problema interno. Imaginemos que alguien elige clase de música en vez de clase de pintura, y está todo el curso criticando la clase de pintura que rechazó: ¿es eso normal, o es que tiene un problema interno? A algunos les duele que todos vengamos de un padre y una madre, incluso con fecundación in vitro; son algunos que les duele porque querrían cambiarlo. Nosotros, simplemente, vamos a mostrar nuestra alegría. Yo me convertí porque vi que otros eran más felices y vivían mejor que yo. Esta fiesta no será un pulso, sino una vivencia de una experiencia".

Más aún, Diego admite que "entre los niños y la megafonía y el cansancio, en estas misas no se entiende casi nada de lo que se dice, sinceramente, pero da igual, porque allí está Cristo, está su alegría, están los sacramentos; se parece a ir a un partido de fútbol, pero con Cristo en el centro. Vamos allí a mostrar nuestra fe y nuestra vida, con nuestra alegría más que con palabras".