Una red social en la que “no se aceptan a los feos” y en la que recientemente fueron expulsados 5.000 miembros por haber subido de peso, lanzó la reciente oferta de donantes de óvulos y esperma para la posibilidad de engendrar hijos bellos.
Se trata del sitio denominado Beautiful People (Gente bonita), el cual busca “potencializar las probabilidades de tener un bebé hermoso”, según explica el sitio en internet.
La red Beautiful People nació en Dinamarca en 2002 y ahora está presente en 190 países del mundo.
Sus implicados defienden la idea de los donantes para bebés bonítos como una “noble causa”. El director de este sitio Greg Hodge dijo a la agencia AFP que se trata de “una oportunidad que damos a todas las parejas y mujeres solteras con problemas de fecundación".
Los aspirantes a pertenecer a esta red son aceptados luego de enviar una fotografía y "crear un perfil donde las mujeres serán votadas por los hombres y los hombres por las mujeres", explicó su director.
ZENIT consultó con el médico ginecólogo Carlos Alberto Gómez Fajardo, experto en bioética quien aseguró que cualquier mecanismo de fecundación asistida, “Crea la invención del sufrimiento originado por la infertilidad o por la ausencia de hijos biológicos. Impone la obtención del hijo como deseo hecho posible por la tecnologí a y como derecho”.
Hodge calificó su sitio que él dirige como “muy democrático” porque “refleja que la belleza es algo subjetivo, porque tenemos de todos los gustos. Todos los orígenes étnicos y culturales".
“¿Por qué no podrías tratar de asegurar las mejores cualidades? ¿Quién no lo haría por su hijo?", dijo Lisa Bluemel, de 30 años y miembro de esta red.
Por su parte, el doctor Richard Paulson, jefe de la División de Endicronología Reproductiva y Fertilidad de la Universidad del Sur de California (USC), considera una "diversión" esta propuesta.
El doctor Gómez Fajardo asegura sin embargo que estas iniciativas tocan “la mentalidad eugenésica y abortista”, la cual “crece abonado en un terreno de ideología light en la que nadie parece querer preguntarse por la realidad: la condición personal humana de cada uno de los miles de embriones que son destruidos en los procesos”.
En su encíclica Evangelium Vitae Juan Pablo II (1995) calificó la mentalidad eugenésica como “ignominiosa y totalmente reprobable”, debido a que busca “medir el valor de una vida humana siguiendo sólo parámetros de normalidad y de bienestar físico”.
Por su parte, la institución Dignitatis Personae, publicada en 2008 por la Congregación para la Doctrina de la fe sobre algunas cuestiones de bioética, dice que al tratar el embrión como simple “material de laboratorio”, se produce “una alteración y una discriminación en lo que se refiere al concepto mismo de dignidad humana”.
Este documento asegura que la selección genética “introduce indirectamente un estigma social en los que no poseen dotes particulares, mientras enfatizan otras cualidades que son apreciadas por determinadas culturas y sociedades, sin constituir de por sí lo que es específicamente humano”.
“Si en otros tiempos, aun aceptando el concepto y las exigencias de la dignidad humana en general, se practicó la discriminación por motivos de raza, religión o condición social”, dice la Dignitatis Personae, “hoy se asiste a una no menos grave e injusta discriminación que lleva a no reconocer el estatuto ético y jurídico de seres humanos afectados por graves patologías e incapacidades”, y en este caso, afectadas por no gozar de las condiciones físicas adecuadas a los actuales parámetros de belleza.
El documento advierte que este tipo de manipulaciones “acabarán, tarde o temprano, por dañar e l bien común, favoreciendo que la voluntad de algunos prevalezca sobre la libertad de otros”.