Ashley Judd es una de las actrices secundarias más conocidas de Hollywood, pero prácticamente más por su activismo político que por sus interpretaciones. En su trayectoria ha estado en el reparto de película como Divergente o Heat y fue candidata al Globo de Oro y al Emmy por el telefilme Norma Jean & Marilyn.
Esta actriz estadounidense es una firme defensora del aborto y fue una de los artistas de Hollywood que firmó el manifiesto para boicotear al estado de Georgia, que ofrece ventajas fiscales al mundo del cine, tras aprobar la ley del “latido”, según la cual se prohíbe abortar una vez que se percibe el latido del feto.
Esta mujer se casó en 2001 aunque anunció que no tendría hijos porque “es inconcebible reproducirse con el número de niños que están muriendo por inanición en países empobrecidos”.
"Agradecida" por abortar
En un congreso de mujeres, Judd presumió de haber abortado en el pasado. “Como todos sabéis, y soy muy abierta al respecto, soy una superviviente de tres violaciones. Y una de las veces en que me violaron hubo una concepción”, afirmó a los presentes.
A continuación, añadió que “estoy muy agradecida de haber podido acceder a un aborto seguro y legal” porque de otro modo hubiera compartido su maternidad con el violador. "Entonces, tener un acceso seguro al aborto fue personalmente importante para mí, y como dije antes, la democracia comienza con nuestra piel. Se supone que no debemos regular lo que elegimos hacer con nuestras entrañas”, agregó. Sus declaraciones fueron aplaudidas en el mundo del espectáculo y utilizadas para defender la importancia de leyes que permitan abortar.
Yohanka, con su hijo Pedro, al que concibió en una violación
Sin embargo, existe el otro lado de la moneda aunque en general no aparezca en los grandes medios. Se trata de mujeres que también fueron violadas y quedaron embarazadas. Pero a diferencia de Ashley Judd decidieron dar a luz y considerar que su hijo no era el culpable de lo sucedido.
Una de estas mujeres es Yohanka, una mujer cubana residente en Estados Unidos, que antes de los 15 años quedó embarazada tras ser violada por su padrastro. Tuvo al bebé, al que llamó Pedro, y recientemente acaba de ser abuela. Sabe también lo que es abortar, pues antes de tener a su hijo había sido también violada por su padrastro e igualmente había quedado embarazada.
Ante las declaraciones de Judd y la campaña mediática a su favor Yohanka ha querido escribir una carta abierta a esta actriz contando su experiencia sobre ser madre tras una violación. La recoge el blog Salvar el 1:
Sólo mira estas caras, la de mi hijo y mi nieto
"Primero, me gustaría decirle que lamento lo que le ha sucedido. Sé muy bien cómo se siente y las heridas y cicatrices que deja la violación en el alma. También siento que haya prometido boicotear al Estado de Georgia debido a la aprobación de la Ley de latido del corazón (heartbeat) que prohíbe el aborto una vez se detecte el latido del corazón del bebé.
Yo también tuve acceso a un aborto legal en Cuba donde mi padrastro abusó de mí sexualmente cuando era niña y me violó cuando me convertí en una dama. Como consecuencia, a la edad de 13 años quedé embarazada. Él me llevó a abortar para cubrir su crimen de esta manera y fue capaz de continuar, así, con las violaciones. No mucho después, volvió a embarazarme y, por supuesto, una vez más me llevó a abortar. Esta vez los médicos se negaron, ya que mi aborto anterior había sido muy reciente y era muy joven. Afortunadamente, el 21 de noviembre de 1990 nació mi hijo.
La razón por la que lamento que haya dado este paso es porque mi aborto cumplió tres propósitos y ninguno fue positivo.
Lo primero fue ocultar el crimen de mi padrastro. El segundo fue victimizarme más, ya que el aborto deja cicatrices que no podemos negar. Nunca he sabido de una mujer que haya celebrado el hecho de que va a asesinar a su hijo, independientemente de las circunstancias en que se haya concebido. Sin embargo, el tercero y más importante es el hecho de que el aborto sesgó la vida de un ser humano inocente.
Pedro y su hijo, nieto de Yohanka
También lo siento porque, según sus estándares, mi hijo, que tiene 28 años y tiene una hermosa familia, no debería estar vivo y, por lo tanto, tampoco debería hacerlo mi nieto.
Pude curarme de la violación y el aborto, pero si también hubiera abortado a mi segundo hijo, hoy no sabría qué es ser madre ya que nunca pude volver a concebir.
Ashley, espero que tú también hayas podido curarte tanto del aborto como de las violaciones, pero, por favor, luchemos para castigar a los violadores. Esto significa que no sólo reciban un castigo más severo que el que reciben actualmente, sino también que sus derechos paternales sobre el hijo concebido en la violación sean impensables.
Sólo mira estas caras, la de mi hijo y mi nieto, ¿tendrías el coraje de decir que están mejor muertos?”.