La Santa Sede ha publicado este viernes el decreto de la Congregación para las Causas de los Santos donde ha reconocido, entre otros, las virtudes heroicas del padre Marie Antoine de Lavaur (1825-1907), un fraile capuchino conocido como “el santo de Toulouse”. Este religioso fundó el convento de esta ciudad francesa y vivió allí hasta su muerte, aunque fue un ferviente evangelizador que anunciaba el Evangelio por toda aquella zona de Francia.
Sin embargo, el padre Lavaur fue conocido principalmente por ser un ferviente apóstol de la Virgen María y uno de los primeros promotores del culto a la Virgen en Lourdes. Antes de la última aparición tuvo la oportunidad de conocer a la pequeña Bernardette y hablar con ella.
Posteriormente, atrajo multitudes de peregrinos a la cueva de Massabielle, organizando las primeras peregrinaciones y ceremonias populares que todavía hoy se siguen realizando en Lourdes, como por ejemplo la procesión de las antorchas con los enfermos. Hasta cien peregrinaciones dirigió a Lourdes, donde pasaba horas y horas confesando.
Tras las leyes de 1901 que llevaron al exilio a los monjes amenazados con la expulsión de sus conventos, los capuchinos de la provincia de Toulouse fueron a España. El padre Marie-Antoine permaneció en Francia. Retirado al convento de Toulouse que había fundado, vivió allí como ermitaño hasta su muerte, con uno de sus compañeros, el hermano Rufin.
El obispo que se enfrentó a la peste y a las inundaciones
El Vaticano también ha reconocido las virtudes heroicas del beato Giovanni Tavelli da Tossignan, que fue obispo de Ferrara y miembro de los Clérigos Apostólicos de San Jerónimo, más conocidos como jesuatos de San Jerónimo.
Este religioso italiano nació en 1386 y falleció en 1446. De él se recuerda su gran sabiduría que lo que hizo que el Papa Alejandro IV le nombrara obispo antes de ser sacerdote. Él se negó, pero finalmente aceptó tras la insistencia del Pontífice. De este modo, fue ordenado sacerdote y consagrado obispo el mismo día, el 27 de diciembre de 1431.
Durante su vida realizó una importante labor pastoral, participó en varios concilios pero es especialmente recordado en Ferrara por ser un apóstol heroico durante la peste y por haber logrado “milagrosamente” salvar la ciudad de las terribles inundaciones del río Po.
Una religiosa brasileña con fama de santidad
Por otro lado, se han reconocido igualmente las virtudes heroicas de la religiosa brasileña María do Carmo da Santíssima Trindad, nacida el 25 de noviembre de 1898. Desde la juventud se distinguió por su gran amor hacia el Señor y la Iglesia.
El giro en su vida espiritual sucede tras leer Historia de un Alma, donde toma como ejemplo a Santa Teresa de Lisieux, monja Carmelita. El 21 de abril del 1926 decide de ingresar al Carmelo de San José de Río de Janeiro. Después de los primeros años en el Monasterio ejercitó el oficio de Maestra de las novicias, sub-Priora y finalmente Priora.
En todo este periodo se distinguió por su humildad. Era la primera en realizar los trabajos más humildes. Era la primera en dar ejemplo de humildad y paciencia hacia todas las monjas. En 1949 volvió a ser maestra de novicias, fue el periodo en el cual comenzaron sus graves problemas de salud. En el 1952 nuevamente dirige el Carmelo y será ahí que nacerá la idea de la fundación de un nuevo Monasterio.
Partieron seis monjas acompañando Madre María del Carmen, conocida por todos como Madre Carminha. Pronto las monjas se hicieron amar por toda la población, en particular la Sierva de Dios era considerada por todos una santa. Eran muchas las personas que le pedían ser atendidas espiritualmente por ella. El 13 de julio de 1966 murió entre una gran fama de santidad.