Según ha comunicado la Oficina de Prensa del Vaticano este sábado 6 de octubre, el Papa Francisco ha nombrado consultora del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida a María Ascensión Romero Antón, miembro del equipo internacional responsable del Camino Neocatecumenal.
María Ascensión Romero Antón se incorporó al equipo internacional del Camino Neocatecumenal en enero de 2018, tras la muerte de la co-iniciadora del Camino, Carmen Hernández, y después de que lo solicitase el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida de la Santa Sede, como establecen los Estatutos del Camino
El iniciador y responsable del equipo, Kiko Argüello, el presbítero del mismo, el P. Mario Pezzi, y María Ascensión Romero, agradecen al Santo Padre este honor y le manifiestan una vez más su cercanía y comunión.
Mª Ascensión Romero nació el 27 de mayo de 1960 en Tudela, Navarra (España). Es la tercera de cuatro hermanos y estudió en el colegio de la Compañía de María (el mismo en el que se formó Carmen Hernández).
Más adelante se trasladó a Soria para estudiar Magisterio y allí, a los 19 años, conoció el Camino Neocatecumenal. Al concluir la universidad regresó a Tudela y se incorporó a la primera comunidad neocatecumenal en la parroquia de San Jorge.
En 1983 aprobó las oposiciones de Magisterio en Madrid y se trasladó allí para trabajar como maestra en varios colegios de la capital durante nueve años, incorporándose a una comunidad de la parroquia madrileña de Santa Catalina de Siena. En 1987 sintió la llamada a la evangelización, algo que confirma en agosto de 1989 al término de la Jornada Mundial de la Juventud en Santiago de Compostela, con san Juan Pablo II, en el encuentro vocacional que el Camino Neocatecumenal celebró en Zaragoza.
En 1992 fue enviada como itinerante a la ex Unión Soviética, donde ha permanecido 25 años en lugares como Bielorrusia, Kazajistán y Rusia. En 2002, junto al resto de su comunidad, concluyó el itinerario neocatecumenal y renovó solemnemente las promesas bautismales durante la Vigilia Pascual en la Catedral de La Almudena, presidida por el entonces Arzobispo de Madrid, el Cardenal Rouco Varela.