El pasado 5 de junio, festividad de Pentecostés, entró en vigor la Constitución Apostólica ‘Praedicate Evangelium’ que promulgó el Papa Francisco el pasado mes de marzo y que establece a través de 250 artículos la nueva estructura y normativa general para la Curia vaticana y los dicasterios.
Desde 1988 la Curia se estructuraba según la Constitución ‘Pastor Bonus’ de San Juan Pablo II y que 34 años después dejará paso a la reforma llevada a cabo por Francisco en su noveno año de pontificado.
La nueva Constitución Apostólica busca "la conversión misionera de la Iglesia" y destaca un aspecto. Si antes la Curia se organizaba en "congregaciones" y "consejos pontificios", ahora todos estos organismos serán llamados "dicasterios".
Una primera gran novedad es que nace un Dicasterio para la Evangelización que preside directamente por el Papa sumando lo que antes hacía el Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización (que buscaba llegar a países de tradición cristiana pero fe vacilante) y lo que hacía la Congregación para la Evangelización de los Pueblos (que trabajaba en misiones, en países pobres o de cultura no cristiana).
También crea un dicasterio dedicado "al servicio de la Caridad” y se fusionan los departamentos de Cultura y Educación en uno solo. Otras normativas recogen cambios que de hecho Francisco ha ido ya aplicando en los pasados años: la Secretaria de Comunicación, que aglutina las diferentes fuentes de información vaticanas, el gran Dicasterio (ministerio) para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, la Secretaría para la Economía (con todas las finanzas vaticanas, incluyendo los fondos de Secretaría de Estado).
Ahora queda llevar estos cambios a la práctica y al cese y nombramiento de nuevos jefes de dicasterios, lo que se espera que ocurra en breve.
Para explicar la necesidad de aplicar ‘Praedicate Evangelium’ y qué se pretende conseguir con ella, Vatican News ha entrevistado al español Juan Ignacio Arrieta, secretario del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos:
-¿Esta Constitución Apostólica sólo reorganiza la Curia romana y los Dicasterios o tiene otras expectativas?
-La Constitución, en primer lugar, resume y recoge todas las modificaciones que ha hecho el Papa a lo largo de su pontificado y las pone en orden, con la experiencia que ha ido surgiendo a lo largo de estos años, sobre todo, respecto a los nuevos organismos que se han ido creando en el terreno, principalmente de control económico y de vigilancia, como lo exige la sociedad actual. Por tanto, pone en solfa todo lo que ya se ha hecho.
Sin embargo, objetivamente, esta Constitución apostólica trata de dar un particular dinamismo apostólico, tratando que la Curia y los organismos que la forman participen más activamente y sigan más de cerca la actividad pastoral de la Iglesia. Y esto se nota desde el comienzo de la Constitución Apostólica cuando habla sobre cuáles son los principios en los que se inspira la nueva ley y que son fundamentalmente tres: colaborar con el Papa, colaborar con el episcopado y colaborar más entre las personas que forman parte de la Curia para hacer un trabajo mejor.
-¿Cuál es elemento más importante de la Constitución, es la insistencia en la sinodalidad?
-Sí, me parece que es el trabajo en comunión, es la comunión de la Iglesia. Es decir, la sinodalidad es una variante, un modo de hablar de la comunión, de la comunión eclesial, de la comunión entre las instancias locales y el Papa, de la comunión entre las personas que forman parte de la Iglesia. Esto supone, lógicamente un reto de estilo de gobierno, porque a los dicasterios de la Curia se les pide mucho más diálogo con las instancias episcopales, que resuelvan los problemas que se van planteando, no como una instancia intermedia entre el Papa y los obispos, sino en diálogo, en colaboración con los obispos. Eso es gobierno en comunión, y yo creo que ese es el objetivo que persigue fundamentalmente, más que como organización, entes o estructuras, como un estilo de Pastoral de gobierno.
-¿Qué revela esta Constitución de la visión de Papa Francisco de la Iglesia Universal?
-Desde el principio, el Papa está hablando de la Iglesia en salida, una iglesia que no puede quedarse dentro del propio edificio, sino que tiene que salir a realizar el cometido que Dios le ha confiado, que Cristo le ha confiado a la Iglesia, que es el de predicar el Evangelio. Por tanto, todo lo que está en esta ley, esta Constitución Apostólica, sobre los dicasterios, sobre eso que hablaba de la comunión, todo está en una clave de evangelización. De hecho, el primer dicasterio que se pone como más importante, más relevante, hasta el punto que es el mismo Papa su perfecto, el que lo guía, es el Dicasterio de la Evangelización. Entonces, ese es el cometido, la característica más importante, y que ya lo había anunciado el Papa, la Iglesia debe realizar eso, debe superar cualquier tentación de burocratización, y predicar y dedicarnos a la misión que Dios nos ha confiado.