El arzobispo Carlo Maria Viganò, de 83 años, antiguo nuncio apostólico en Estados Unidos, ha sido excomulgado.

El Dicasterio para la Doctrina de la Fe anunció este viernes que, tras concluir el proceso penal extrajudicial contra él por un delito de cisma, "ha sido reconocido culpable", por lo cual queda excomulgado letae sententiae, es decir, por el hecho mismo del cisma.

"Son conocidas", afirma un comunicado del departamento del que es prefecto el cardenal Víctor Fernández, "sus afirmaciones públicas, de las que resulta su rechazo a reconocer al Sumo Pontífice y someterse a él, a la comunión con los miembros de la Iglesia que le están sujetos y a la legitimidad y autoridad magisterial del Concilio Vaticano II".

El levantamiento de esta pena, previo arrepentimiento del condenado, está "reservada a la Sede Apostólica". 

Esta decisión fue comunicada al arzobispo Viganò este mismo viernes.

El pasado 20 de junio fue el propio prelado quien divulgó el decreto por el que se le citaba en Roma para responder a las acusaciones, dándole de plazo hasta el 28 de junio para designar un abogado que le representara o enviar un escrito de defensa. Como esto no ocurrió, se le asignó un abogado de oficio.

Al excomulgado se le prohíbe celebrar la Misa y los demás sacramentos, recibirlos, administrar los sacramentales y celebrar las demás ceremonias del culto litúrgico, así como tomar parte activa en las celebraciones mencionadas, ejercer cargos o funciones eclesiásticas y realizar actos de gobierno.

Ordenado sacerdote en 1968, monseñor Viganò ha servido durante toda su vida en el servicio diplomático del Vaticano. Tras ejercer como observador permanente ante el Consejo de Europa, en 1992 fue nombrado arzobispo por Juan Pablo II y enviado como nuncio a Nigeria, de donde regresó en 1998 para trabajar en la Secretaría de Estado.

De 2009 a 2011 fue secretario general de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano, y de 2011 a 2016 sirvió como nuncio de Su Santidad en Washington, D.C.

A raíz de su retiro comenzaron sus acusaciones contra Francisco, primero de haber encubierto las actividades del ex cardenal y ex sacerdote Theodore McCarrick, reducido al estado laical en 2019 tras verse envuelto en múltiples escándalos de abuso, y luego de haber incurrido en herejía, cuestionando también su propia elección como Papa.