El 30 de septiembre de 2019, Francisco instituyó el Domingo de la Palabra de Dios, a celebrar cada año el tercer domingo del Tiempo Ordinario. El primero se celebró este año, y el próximo corresponderá al 24 de enero de 2021.
Con ese motivo, la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos dio a conocer este sábado una Nota firmada por su prefecto, el cardenal Robert Sarah, en el que recuerda que dicho domingo constituye "una buena ocasión" para releer algunos documentos: la constitución Dei Verbum del Concilio Vaticano II, la exhortación apostólica Verbum Domini de Benedicto XVI y la "síntesis de los principios teológicos, celebrativos y pastorales sobre la Palabra de Dios proclamada en la Misa" que preceden al leccionario.
Pero además el documento desgrana diez propuestas dirigidas, por su naturaleza, preferentemente a los sacerdotes como los llamados a velar por ellas, pero también a todos los involucrados en la vida parroquial y la preparación de las misas.
1. "Procesión de entrada con el Evangeliario"
"La escucha del Evangelio, punto culminante de la Liturgia de la Palabra, se caracteriza por una particular veneración, expresada no solo en los gestos y en las aclamaciones, sino también en el mismo libro de los Evangelios", por lo cual el documento propone solemnizar su entrada o, si no hay Evangeliario, "su colocación sobre el altar".
2. "Respetar las lecturas indicadas" con "versiones de la Biblia aprobadas"
La razón es que "la ordenación de las lecturas bíblicas dispuesta por la Iglesia en el Leccionario suministra el conocimiento de toda la Palabra de Dios" y por tanto esas lecturas deben ser respetadas "sin sustituirlas o suprimirlas, utilizando versiones de la Biblia aprobadas para el uso litúrgico". Su proclamación es un "vínculo de unidad" entre los fieles y les ayuda "a recibir de Dios la palabra que salva".
3. "Canto del Salmo responsorial"
El Salmo responsorial es "la respuesta de la Iglesia orante", por lo cual "se ha de incrementar el servicio del salmista en cada comunidad".
4. La predicación de la homilía debe hacerse "con especial dedicación"
La homilía debe exponer "los misterios de la fe y las normas de vida cristiana", y es una "gran responsabilidad" para los pastores explicar las Escrituras de modo que "todos entiendan". Para ello pueden aprovechar "los medios propuestos por la Iglesia", entre los que cita el propio Directorio homilético de la Congregación.
5. Favorecer el silencio
La razón es que "el silencio... favoreciendo la meditación", permite que la Palabra de Dios "sea acogida interiormente".
6. Los lectores deben prepararse, no improvisar
Se refiere tanto a sacerdotes y diáconos como a lectores. El ministerio de estos últimos "requiere una específica preparación interior y exterior, la familiaridad con el texto que ha de ser proclamado y la necesaria práctica en el modo de proclamarlo, evitando toda improvisación".
El padre Ian Boynd, sacerdote de la diócesis de Edmonton (Alberta, Canadá), proclama la Palabra desde el ambón. Foto: Grandin Media.
7. Reservar el ambón solo para la Palabra
"Por el valor que tiene la Palabra de Dios, la Iglesia invita a cuidar el ambón desde el cual es proclamada", dice la Nota, pues "no se trata de un mueble funcional, sino del lugar apropiado a la dignidad de la Palabra de Dios", al modo en el cual lo es el altar para el Cuerpo de Cristo: "No es aconsejable" utilizarlo "para comentarios, avisos, dirección del canto".
8. Cuidar los Libros
Los libros empleados "contienen los textos de la Sagrada Escritura" y suscitan "veneración por el misterio de Dios", por lo que "se ha de cuidar su aspecto material y su buen uso". No deben ser sustituidos por "folletos" o "fotocopias".
9. Ofrecer formación litúrgica
El cardenal Sarah aconseja que, antes o después del Domingo de la Palabra de Dios, tengan lugar "encuentros formativos para poner de manifiesto el valor de la Sagrada Escritura en las celebraciones litúrgicas", cómo se distribuye a lo largo del año, sus tiempos, la estructura de los ciclos dominicales y feriales, etc.
10. Promover el rezo de Laudes y Vísperas
El Domingo de la Palabra de Dios es "ocasión propicia para profundizar en el vínculo existente entre la Sagrada Escritura y la Liturgia de las Horas", para algunas de las cuales puede promoverse una "celebración comunitaria".
San Jerónimo
El texto concluye poniendo a San Jerónimo (c. 342-420), ermitaño en Tierra Santa y traductor al latín de la Biblia (la edición Vulgata que el Concilio de Trento ordenó fuese "tenida por auténtica"), como ejemplo "por el gran amor que tuvo a la Palabra de Dios".
Si quieres saber más sobre el ministerio de lector en la Iglesia, el modo correcto de ejercerlo y las ayudas y cursos para hacerlo, pues leer en ReL estos artículos:
¿Por qué es importante formar a los lectores de la Misa? Un profesor ofrece claves y anécdotas
Ocho consejos para mejorar el servicio de lectores durante la Misa: un curso que puede ayudar