La Santa Sede anunció este jueves que el Papa ha nombrado a Henryk Hoser, arzobispo emérito de Varsovia, "visitador apostólico con carácter especial para la parroquia de Medjugorje, por tiempo indeterminado y ad nutum Sanctae Sedis", esto es, con nombramiento revocable por simple decisión del Papa.
El Comunicado de la Oficina de Prensa del Vaticano precisa que el cargo es "exclusivamente pastoral, en continuidad con la misión como enviado especial" que se confirió a monseñor Hoser el 11 de febrero de 2017 y ya cumplida.
Ahora Francisco le encarga "asegurar el acompañamiento estable y continuo de la comunidad parroquial de Medjugorje y de los fieles que acuden allí en peregrinación, cuyas exigencias exigen una atención especial".
Las competencias de monseñor Hoser en Medjugorje han estado siempre circunscritas a establecer y proveer las necesidades pastorales de los fieles, sin entrar en el fondo del asunto, esto es, la autenticidad de las apariciones que seis videntes habrían recibido de la Virgen María (la Gospa, en el idioma local) desde 1981.
Él personamente ha mostrado siempre su cercanía al fenómeno, alabando sobre todo la importancia que adquiere en Medjugorje el sacramento de la penitencia. En varias ocasiones ha anunciado la proximidad de una posición definitiva de la Santa Sede, que sin embargo no se ha producido. La comisión presidida por el cardenal Camillo Ruini concluyó y trasladó al Papa su informe en 2015.
Su contenido se desconoce, aunque el mismo Francisco ha dado a entender, de forma directa (durante el vuelo de regreso de Fátima en 2017) e indirecta (a través de vaticanistas de los que se presume buen conocimiento de las intenciones del Pontífice) que se reconocerían como auténticas solamente las siete primeras apariciones.