"Puedo afirmar que no existe ninguna firma 'inminente' de un acuerdo entre la Santa Sede y la República Popular China", afirmó este Jueves Santo el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Greg Burke: "También quisiera subrayar que el Santo Padre Francisco permanece en constante contacto con sus colaboradores sobre las cuestiones chinas y sigue los pasos del diálogo en curso".
Es la intervención oficial más relevante de la Santa Sede sobre el diálogo con las autoridades comunistas desde las palabras del secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, cuando se descubrieron algunos detalles sobre el sacrificio que se iba a pedir a los obispos católicos legítimos en beneficio de los nombrados por Pekín, con objeto de hacer posible el pacto.
Viene en respuesta a rumores e informaciones que desde hace semanas venían apuntando al carácter inmediato de la firma, y se produce tras el secuestro y liberación a los tres días del obispo Vicente Guo Xijin, quizá el caso más notorio de ese hipotético sacrificio.
Según los términos del acuerdo en marcha, nunca desmentidos, monseñor Xijin, obispo de Mindong, tendría que ceder su puesto a Zhan Silu, un obispo ilícito que hasta el momento sigue excomulgado por Roma, para convertirse en su auxiliar.
La negativa de monseñor Xijin a concelebrar la misa crismal con Zhan habría sido el detonante de su arresto, y de hecho su liberación le impone la condición de no celebrar misa como obispo.