En la primera mañana del Sínodo sobre la Amazonía, poco después de que el Papa pidiese que el polémico "Instrumentum Laboris" (el documento previo de debate) muriese mártir para dar paso al Espíritu Santo ("es un texto mártir, destinado a ser destruido, porque de ahí es como punto de partida para lo que el Espíritu Santo suscite"), el cardenal brasileño Claudio Hummes, de 85 años, que fue prefecto de la Congregación para el Clero de 2006 a 2010 fue quien precisamente acudió al "Instrumentum Laboris" para hablar dos de los temas más polémicos del Sínodo: la ordenación sacerdotal de hombres casados y un ministerio "oficial" para mujeres. Hummes es el Relator General del Sínodo.
Así, en el "Instrumentum" se lee, en su polémico punto 129: "Afirmando que el celibato es un don para la Iglesia, se pide que, para las zonas más remotas de la región, se estudie la posibilidad de la ordenación sacerdotal para personas ancianas, preferentemente indígenas, respetadas y aceptadas por su comunidad, aunque tengan ya una familia constituida y estable, con la finalidad de asegurar los Sacramentos que acompañen y sostengan la vida cristiana. Identificar el tipo de ministerio oficial que puede ser conferido a la mujer, tomando en cuenta el papel central que hoy desempeñan en la Iglesia amazónica".
Y a ello fue Hummes: "En la fase de escucha, la comunidades indígenas han pedido que, aún confirmando el gran valor del carisma del celibato en la Iglesia, frente a la urgente necesidad de la mayor parte de las comunidades católicas en Amazonia, se abra el camino a la ordenación sacerdotal de los hombres casados residentes en la comunidad. Al mismo tiempo, frente al gran número de mujeres que dirigen las comunidades en Amazonia, se reconozca este servicio y se trate de consolidarlo con un ministerio adecuado a las mujeres dirigentes de comunidades”. [El Instrumentum hablaba de "ancianos con familia" y Hummes ya habla de "hombres casados", sin especificar edad].
Hummes no dijo que esa fuera su opción, sino que eso lo pedían "comunidades indígenas". Hay unos 2,7 millones de indígenas en la Amazonía, entre unos 30 millones de habitantes de la zona, y ellos, como muchos otros millones de católicos del mundo entero, padecen escasez de sacerdotes (y problemas de movilidad). En la Amazonía, como en otras regiones, ya hay algunos cientos de diáconos permanentes casados que pueden bautizar y casar a los fieles, aunque no perdonar sus pecados ni consagrar en la Eucaristía.
"Ser intrépidos" y "formar un clero autóctono"
El cardenal Hummes recordó algunas frases del Papa acerca de "consolidar el rostro amazónico de la Iglesia", de "formar un clero autóctono" y de "en esto" (el clero) "ser valientes, de ser intrépidos”.
Hummes habló del pasado misionero en la región. “Ya desde los inicios de la colonización de la Amazonia también allí estuvieron los misioneros católicos, ya sea para dar asistencia a los colonizadores, como para evangelizar en la época a los indígenas. Inicia así la misión evangelizadora de la Iglesia en la región”. Entre luces y sombras, “seguramente más luces que sombras”, misioneros y misioneras “han tratado de llevar a Jesús a los pueblos locales y de construir comunidades católicas. Es justo recordar, reconocer y exaltar, en este Sínodo, la historia heróica- y a menudo de martirio- de todos los misioneros del pasado y también de aquellos y aquellas de hoy en la Panamazonia”.
“Junto a los misioneros, siempre fueron numerosos los líderes laicos e indígenas que han dado un testimonio heroico y que a menudo fueron- y los aún ahora- asesinados”, añadió. Es una Iglesia que siempre ofreció “grandes y fundamentales servicios a la población local en ámbito escolar, sanitario, en la lucha contra la pobreza y contra las violaciones de los derechos humanos”, pero siempre tuvo una “gran carencia de recursos materiales y de misioneros para un pleno desarrollo de las comunidades, en particular la ausencia casi total de la Eucaristía y de otros sacramentos esenciales para la vida cotidiana”, resumió Hummes.
El cardenal Baldisseri ve 2 objetivos en el Sínodo
Por su parte, el cardenal Lorenzo Baldisseri, secretario general del Sínodo de los obispos, resumió el Sínodo en dos objetivos:
- el desafío misionero: "la Amazonia es una tierra de misión con características propias que exigen adecuadas propuestas para dar una respuesta a la “necesidad de evangelizar las culturas para inculturar el Evangelio”
- la cuestión ambiental y ecológica, ‘con una ecología integral’
Hummes hizo un resumen de lo que la "consulta sinodal" previa encontró sobre los retos ecológicos y de hábitat:
- a) la criminalización y el asesinato de líderes y defensores del territorio;
- b) las concesiones a empresas de deforestaciones legales y el ingreso de empresas de deforestaciones ilegales;
- d) caza y pesca depredadoras, sobre todo en los ríos;
- e) megaproyectos hidroeléctricos, concesiones forestales, deforestación para producir monocultivos, rutas y ferrocarriles, proyectos mineros y petrolíferos;
- f) contaminación provocada por la entera industria extractiva que crea problemas y enfermedades, en particular a niños/as y a los jóvenes;
- g) el narcotráfico;
- h) los consiguientes problemas sociales asociados a tales amenazas como el alcoholismo, la violencia contra la mujer, el trabajo sexual, el tráfico de seres humanos, la pérdida de su cultura originaria y de su identidad (lengua, prácticas espirituales y costumbres) y la entera condiciones de pobreza a la cual son condenados los pueblos de Amazonia’”.
Hummes propuso que el Sínodo trate de:
- a) la Iglesia en salida en Amazonia y sus nuevos caminos;
- b) el rostro amazónico de la Iglesia: inculturación
- c) La ministerialidad en la Iglesia de Amazonia: presbiterado, ministerios, el rol de la mujer;
- d) La acción de la Iglesia en el cuidar de la Casa Común: la escucha de la Tierra y de los pobres; ecología integral ambiental, económica, social y cultural;
- e) La Iglesia amazónica en la realidad urbana;
- f) La cuestión del agua
Para compensar los viajes en avión, plantar 50 hectáreas de bosque
Finalmente, el cardenal Baldisseri dijo que se ha calculado que traer y llevar obispos, cardenales y padres sinodales a Roma ha significado emitir 438 kilos de CO2 a la atmósfera, a lo que hay que sumar otros 134 en diversas actividades sinodales. Para compensarlo y ser equivalentes a "cero emisiones", la Iglesia comprará y reforestará, dijo, 50 hectáreas de bosque en la cuenca amazónica.