La Iglesia como mediadora en un conflicto enquistado desde hace décadas. La reacción ante la decisión de Estados Unidos de cumplir el mandato congelado desde hace años de trasladar la embajada de Telaviv a Jerusalén ha vuelto a evidenciar estas profundas diferencias. Y además, esta nueva oleada de tensión coincide con la llegada de la Navidad.

En una entrevista en el Corriere della Sera, el secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, ha hablado de la situación de Jerusalén y el papel que puede desempeñar en esta crisis la Santa Sede.


El purpurado recalcó que “a nivel de la diplomacia, la Iglesia puede intervenir en situaciones muy concretas. Ya lo hemos hecho en el pasado. No sé si habrá oportunidad en este caso, depende mucho de las circunstancias, de los actores involucrados y demás elementos”.

El cardenal Parolin indicó que lo que debe hacer la Iglesia es “continuar proclamando aquellos que son los grandes valores del Evangelio: la paz, el diálogo como camino para alcanzar la paz, la fraternidad, la solidaridad. Estas palabras deben continuar siendo repetidas porque corren el riesgo de ser negadas todos los días por los hechos”.



Pero además, la Santa Sede ofrece soluciones concretas para superar la crisis. “Jerusalén es una ciudad única y sagrada para judíos, cristianos y musulmanes. Debe tener un estatus especial que la convierta en una ‘ciudad abierta’, que ofrezca garantías de libertad religiosa para los miembros de las tres religiones que comparten los santos lugares y permitan el acceso a los peregrinos”.


De este modo, el secretario de Estado incidió en que “el corazón de la propuesta, por tanto, es un estatuto garantizado internacionalmente”.

Parolin no consideró que fuera fácil pero sí que habría que intentarlo: “Si es posible ahora, no lo sé. Por supuesto, las decisiones que se han tomado, hacen más difícil seguir este camino, pero creo que la propuesta de la Santa Sede sigue siendo válida”.

E insistía en que “siempre lo hemos repetido, y lo repito aquí: la única solución es el diálogo directo entre las dos partes para llegar a un consenso. Este es el único camino. En mi opinión, las decisiones unilaterales no son útiles”.