En 1992, al cumplirse el Quinto Centenario del descubrimiento de América, San Juan Pablo II quiso crear una fundación vaticana que ayudara con proyectos de desarrollo a los pobres de países latinoamericanos. Así, con un quirógrafo del Papa, nació la Fundación Populorum Progressio (tomando el nombre de la encíclica de Pablo VI de 25 años antes).
Han pasado 25 años desde entonces, la Fundación creció y amplió su acción solidaria y caritativa a otros países. En estos años ha financiado 4.400 proyectos solidarios, especialmente de pueblos indígenas desfavorecidos.
En 2014, por ejemplo, la Fundación dedicó 600.000 euros a ayudar en emergencias (inundaciones en Islas Salomón, Bosnia y Serbia, Bolivia y Paraguay, terremoto en China, refugiados en Oriente y Sudán, etc...) además de otros 1,6 millones de euros para otros proyectos de desarrollo: escuelas, acceso a agua potable, proyectos agrícolas, construcción de infraestructuras, proyectos de salud...
El Papa Francisco ha felicitado ahora los 25 años de la Fundación Populorum Progressio al Cardenal Peter K. A. Turkson, Prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral y Presidente de la Fundación, y a todos los miembros del Consejo de Administración de dicha institución, a sus colaboradores y a todos los que se reúnen para celebrar este evento en Roma.
La Fundación nació para ser “un signo de la cercanía del Papa y de la Iglesia con todos, especialmente con las comunidades que quedan marginadas y a las que considera descartables, privadas de derechos humanos básicos y de la participación en la mesa del bien común”, como sucede lamentablemente con los pueblos autóctonos, mestizos y afroamericanos en América Latina, ha explicado el Papa: “La Iglesia está llamada a ser cercana y tocar en el prójimo la carne de Cristo, que es también la medida del juicio de Cristo” (cf. Mt 25).
La Fundación, a pesar de los medios limitados de que dispone, “encarna en sus proyectos la opción preferencial por los más pobres”, resaltando su “dignidad” (cf. Carta enc. Laudato si’, 158), a través del testimonio de la caridad de Cristo que se hace ayuda, mano tendida al hermano y a la hermana para que se levanten, vuelvan a esperar y a vivir una vida digna, ha anotado el Papa.
“Sólo de este modo podrán volver a ser protagonistas de su propio desarrollo humano integral, recobrando su dignidad de seres humanos amados y deseados por Dios, para poder también contribuir al progreso económico y social de su país con toda la riqueza que albergan en sus corazones y en su cultura”, afirma Francisco.
El Papa ha dado gracias a muchos donantes generosos que han permitido actuar en esos proyectos y ha valorado que las Iglesias particulares de América Latina participan en la realización de los proyectos y en el Consejo de Administración, formado por seis Ordinarios de la región, y que lleva a cabo el estudio de las iniciativas presentadas por los Obispos y los responsables pastorales.
La Fundación, que financia muchos proyectos en favor de los pueblos nativos, podrá encontrar en la Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para la región panamazónica, que tendrá lugar en Roma en el mes de octubre de 2019, una fuente de inspiración para el futuro y la evangelización del Continente, ha detallado Su Santidad el Papa Francisco.
“Para que la colaboración entre todos contribuya a crear un mundo cada vez más justo y más humano, que vea el rostro de Cristo en cada hermano y hermana de las poblaciones más marginadas de Latinoamérica, siguiendo el ejemplo que nos dejó santa Teresa de Calcuta”, ha exhortado Francisco.
El Papa alienta a los miembros de la Fundación “en su labor en favor del desarrollo humano integral y del bien común en nuestro continente americano” y encomienda las celebraciones de este aniversario “a la materna intercesión de la Virgen de Guadalupe, venerada en todo el continente, y que el Señor bendiga a los miembros de la Fundación y a sus bienhechores”, ha señalado.