El jesuita italiano Federico Lombardi, portavoz de la Santa Sede durante diez años (2006-2016), primero con Benedicto XVI y después con el Papa Francisco, sabe mucho de comunicación global, y tiene una perspectiva mundial de las cosas.
Y avisa: si el tema de los abusos sexuales en la Iglesia no se trata a fondo, si se intenta cerrar en falso, "la Iglesia seguirá enfrentándose a una crisis tras otra", la credibilidad de los sacerdotes se verá "herida" y, "sobre todo, la sustancia de su misión de anuncio evangélico y de trabajo educativo para los niños y los jóvenes sufrirá".
Escribe sobre el asunto en un artículo del último número de la revista Civiltà Cattolica, resumido también por News.va. Se titula "Hacia el encuentro episcopal sobre la protección de los menores".
El veterano jesuita y comunicador espera que el encuentro de los obispos sobre protección a menores, convocado por el Papa en el Vaticano el próximo mes de febrero, permita "un fuerte impulso a nuevos y urgentes avances".
La tentación de "cambiar ya de tema"
A veces, advierte el jesuita, "se sigue creyendo que se trata de un problema mayoritariamente occidental, o de un problema americano o anglófono", en realidad "su presencia no debe escapar, a veces está todavía latente, y puede tener posibles erupciones dramáticas en el futuro". Por eso, es su advertencia, "tenemos que enfrentarnos a la realidad".
A veces, escribe Lombardi, "incluso en los círculos eclesiásticos se oye decir que es hora de cambiar de tema, que no está bien dar demasiado peso a este tema, porque uno sigue oprimido y la cuestión es exagerada. Pero ese es el camino equivocado." Si la cuestión "no se trata a fondo en sus diversos aspectos -continúa-, la Iglesia seguirá enfrentándose a una crisis tras otra", la credibilidad de los sacerdotes se verá "herida" y, "sobre todo, la sustancia de su misión de anuncio evangélico y de trabajo educativo para los niños y los jóvenes sufrirá".
Lo que la Iglesia debió aprender con los casos del 2000
El P. Lombardi se remonta a la historia de la cuestión de los abusos en la Iglesia, recordando que la primera gran crisis se produjo después del año 2000 en los Estados Unidos y que San Juan Pablo II la enfrentó en los últimos años de su Pontificado. Las "grandes lecciones" de lo sucedido en la Arquidiócesis de Boston, escribe el jesuita, son "bastante claras, aunque hayan sido comprendidas y aceptadas con dificultad". En primer lugar, "la selección y formación de los candidatos al sacerdocio" debe ser repensada "con cuidado y rigor".
También es "indefendible la manera en que las autoridades eclesiásticas han ocultado la verdad para evitar los escándalos, descuidando la gravedad de los sufrimientos de las víctimas". Además, el papel de los medios de comunicación requiere una respuesta a la necesidad de transparencia y, por último, de cooperación con las autoridades civiles.
Benedicto XVI fue renovando la respuesta del derecho canónico
Ya en la parte final del pontificado de Karol Wojtyla, el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el Cardenal Joseph Ratzinger, está particularmente comprometido a abordar la cuestión. Un esfuerzo que se amplifica una vez que el cardenal alemán es elegido Papa. Benedicto XVI lanza una serie de nuevas "Normas sobre los delitos más graves" seguidas, en 2011, por la importante Carta a las Conferencias Episcopales de todo el mundo para ayudarlas a preparar directrices para el tratamiento de los casos de abuso sexual de niños por parte de los clérigos.
Líneas que, escribe Lombardi, "se convierten así en el documento de referencia necesario para la conversión y renovación de la comunidad eclesial a partir de la dramática experiencia del abuso". El compromiso personal asumido por Benedicto XVI en este dramático acontecimiento, señala, "se pone de relieve también en sus repetidos encuentros con las víctimas en diversos viajes apostólicos a diversos países".
Francisco contra el abuso de la sexualidad, el poder y la conciencia
Francisco, cita la Civiltà Cattolica, continúa con la decisión "sobre el camino trazado por su predecesor". Él también estaba "personalmente involucrado, encontrándose con víctimas de abuso sexual". Un acto importante, escribe Lombardi, es la constitución - pocos meses después de la elección del Papa - de la nueva Comisión Pontificia para la Protección de los Menores (diciembre de 2013), presidida por el Cardenal Sean O'Malley.
Un cuerpo que logra tres resultados particulares:
- el modelo ofrecido para las "Líneas Directrices",
- los cursos de formación para los obispos recién nombrados,
- la propuesta de una Jornada de Oración por las víctimas de abusos.
El P. Lombardi subrayó a continuación dos documentos aprobados por Francisco: el Rescripto de 2014 y el motu proprio de 2016 "Como una madre amorosa". Son dos documentos que refuerzan la responsabilidad de las autoridades eclesiásticas.
La Carta al Pueblo de Dios del 20 de agosto de este año también es particularmente significativa. Francisco, a estas alturas, "ya no habla simplemente de abuso sexual", sino también "de poder y conciencia".
Y pide encarecidamente que, para hacer frente a este escándalo, todos los fieles se sientan corresponsables del "camino sinodal de la Iglesia" y que "todas las formas de clericalismo deben ser combatidas con decisión".