Francisco recibió este sábado en la Sala Clementina del Vaticano a los miembros de la asociación nacional de municipios italianos. El Papa pidió a los alcaldes "no un impulso presuntuoso hacia lo alto, sino un compromiso humilde y cotidiano con lo bajo", así como "un corazón bueno y grande donde custodiar la pasión por el bien común".
"A vosotros, alcaldes", dijo luego, "me permito deciros, como hermano: hay que frecuentar las periferias; las urbanas, las sociales y las existenciales. El punto de vista de los últimos es la mejor escuela, nos hace comprender cuáles son las necesidades más auténticas y hace ver las soluciones que son solo aparentes".
Francisco se refirió a uno de los problemas que más preocupan actualmente en el país transalpino: la entrada masiva de inmigrantes ilegales y refugiados, continuamente rescatados por la Armada italiana en alta mar. En los últimos meses la situación se ha agravado, con algunos incidentes serios de orden público y graves crímenes.
"Comprendo el malestar de muchos de vuestros ciudadanos ante la llegada masiva de inmigrantes y refugiados. Se explica por el temor innato a lo 'foráneo', un temor agravado por las heridas debidas a la crisis económicas, a la poca preparación de las comunidades locales, a la inadecuación de muchas medidas adoptadas en un clima de urgencia. Ese malestar puede ser superado mediante la oferta de espacios de encuentro personal y conocimiento mutuo. Sean pues bienvenidas todas las iniciativas que promuevan la cultura del encuentro, el intercambio de riquezas artísticas y culturales, el conocimiento de los lugares y de las comunidades de origen de los recién llegados".