El funeral de Benedicto XVI en la mañana húmeda del 5 de enero de 2023 estuvo marcado por la austeridad y sencillez litúrgica y visual, como pidió el Papa emérito. Hubo varios momentos de silencio orante, aunque breves.
Se pidió al público evitar desplegar banderas, aunque los peregrinos de congregaciones llegados de Baviera, la zona católica de Alemania donde nació el Papa, sí mostraron sus enseñas. En total, acudieron entre 50.000 y 70.000 fieles.
Se buscaba reforzar la universalidad de la Iglesia a través su romanidad. Las lecturas usaron el inglés y el español, además del italiano. Las peticiones usaron el alemán, el francés, el árabe y otros idiomas.
Traslado del féretro de Benedicto de la Basílica al exterior para el funeral. Le siguen monseñor Gänswein y las consagradas que vivían con el Papa emérito.
Llegada del féretro de Benedicto XVI para su misa de exequias.
Georg Ganswein, secretario muchos años de Benedicto XVI, besa su féretro. El escudo es el de Benedicto como Papa, pero sin los emblemas pontificios (sin tiara ni llaves).
Unos 120 cardenales, muchos llegados en la procesión de entrada, se van colocando para iniciar la misa de exequias. En primera línea, una docena de patriarcas y arzobispos de las iglesias católicas orientales.
Giorgia Melloni, primer ministro de Italia, y Mattarella, presidente de la República, pasan junto a delegados de Iglesias ortodoxas en el funeral de Benedicto XVI (foto de Efe).
La mayor parte de la liturgia, sin embargo, usó el latín, que pronunció con fuerza el anciano cardenal Re, decano del colegio cardenalicio, y el coro cantó música solemne, litúrgica y en latín, como habría gustado al Papa emérito, amante y conocedor de la música sacra y que siempre exigió que la música en el culto edificase y "elevase" hacia Dios.
Unos 400 obispos y casi 4.000 sacerdotes acudieron a las exequias en la Plaza de San Pedro.
El anciano cardenal Gian Battista Re (88 años) pronunció el canon de la misa en latín. Aquí lo vemos en la elevación del Cáliz. Pero la ceremonia en sí la presidió el Papa Francisco.
Georg Ganswein con las consagradas Memores Domini; todos vivieron con Benedicto XVI sus últimos años en el monasterio Mater Ecclesiae, y también antes (foto de AFP).
Las autoridades civiles siguieron de cerca el funeral de Benedicto XVI. Vemos a la reina Sofía de España, y a su lado los reyes de Bélgica. Fueron los únicos monarcas en acudir. Al lado de ellos, la primer ministro y el presidente de Italia.
Entre los fieles, devotos llegados de Baviera, la zona más católica de Alemania, con sus emblemas y trajes tradicionales en el funeral de Benedicto XVI (que era bávaro).
Hubo austeridad solemne en la procesión de entrada, y extrema sencillez en la salida del féretro, seguido por Georg Gänswein y las consagradas memores Domini que convivieron con Benedicto sus últimos años. El Papa, con ayuda de un bastón, se acercó para poner su mano en el féretro como gesto sencillo de despedida.
El Papa Francisco toca el féretro de Benedicto XVI en un gesto de despedida acabada ya la liturgia en sí.