La muerte de Benedicto XVI en el último día de 2022, mientras el mundo disfrutaba de las fiestas del cambio de año, pudo ser una bonita metáfora de lo que fue la vida del Papa alemán. Un hombre sabio, sencillo y discreto, que cuando renunció al papado optó por retirarse a la oración en el Monasterio Mater Ecclesiae del Vaticano.
Sobre los años como Papa emérito y de su propio pontificado, su secretario Georg Gänswein y Saverio Gaeta, ex redactor jefe de la revista católica semanal Famiglia Cristiana y antiguo subdirector de Credere, publicaron, poco después de su muerte, Nada más que la verdad: mi vida al lado de Benedicto XVI (Editorial Desclée De Brouwer).
El diario El Mundo acaba de entrevistar a Saverio Gaeta para hablar de este particular período de la historia de la Iglesia Católica, en el que se abordan temas como el caso Orlandi, el dosier de Vatileaks o las relaciones entre el Papa emérito y su sucesor, Francisco.
Un Papa benévolo
"El libro revela el verdadero rostro de Benedicto XVI. Georg pudo recopilar varias anécdotas del rostro real del Pontífice, al conocerle tan bien, y quiso contarlo a través de una síntesis de su enseñanza", comenta el periodista italiano.
Sobre su pontificado, Saverio destaca varios elementos. "Fue un periodo en el que era necesario ir más allá de Juan Pablo II. La elección de Benedicto XVI nació con esta intención, es decir, hacer una transición entre un período muy fuerte desde el punto de vista histórico (con la caída del muro de Berlín, las torres gemelas) y un Papa que, sólido en la doctrina y en la línea de Juan Pablo II, llevase adelante la vida de la Iglesia Católica", relata.
Para Saverio, el Papa alemán era, especialmente, un sabio. "Era un teólogo que había sobre todo estudiado, en sus discursos o en sus textos quería proponer una imagen de la Iglesia adecuada a la época. En esta clave, el gobierno de la Iglesia no fue una de sus mejores capacidades y por ello cabe señalar que hubo problemas prácticos, que luego se agravaron por otros hechos noticiosos", explica.
El periodista afirma que se trataba de un Papa que confiaba mucho en sus colaboradores. "Benedicto XVI siempre estuvo abierto y dispuesto a aceptar lo que le propusieron otras figuras del Vaticano y no siempre pudo verificar de primera mano. Creo que imaginó mucho la corresponsabilidad de quienes colaboraban con él, que confiaba en una mayor ayuda para los aspectos de gobernabilidad. Siempre ha sido muy benévolo con cualquiera", afirma.
Sobre si pudo ser una figura incómoda, Saverio aporta su visión. "Incómoda propiamente no. Incómoda desde el punto de vista del mundo, creo que sí. Volviendo actual lo esencial del cristianismo, esto podría resultar molesto... en temas como el respeto a la vida, los derechos humanos...", explica.
Y llega el momento de la dimisión. "La razón concreta de renunciar era que ya no podía dar la vuelta al mundo como quería. El mundo que describe Gänswein alrededor de su maestro Ratzinger es el mundo de las aspiraciones truncadas por las aspiraciones latentes en otros: esas eternas luchas de ego, de auto-referencialidad y de imposición de criterios... el Papa 'se encontraba casi indefenso frente a aquellas personas que le rodeaban y que tenían tendencia a abusar, a ir más allá de su ámbito de competencia, ejerciendo una especie de violencia psicológica', en palabras de Gänswein", comenta.
De la relación del Papa alemán con sus sucesor, Saverio asegura que siempre reinó la fidelidad y el respeto mutuo. "Benedicto XVI nunca se ha permitido emitir juicios públicos sobre las iniciativas o acciones de Francisco, pero tenían para ciertas cosas una sensibilidad distinta. Por ejemplo, el concepto de lo que significa 'tradición' en la Iglesia como sensibilidad era diferente", comenta Saverio.
"Cuando alguien le decía 'Francisco piensa de manera diferente sobre ese asunto' contestaba 'todo Papa tiene el derecho y también el deber de hacer lo que considere por el bien de la Iglesia, así como me ha sido reconocida a mí esta posibilidad, así debe ser reconocido para mi sucesor'", añade el periodista italiano.
Lo más difícil del papado
A la hora de enfrentarse a los casos de pedofilia, el autor analiza el papel del alemán. "El libro no quiere ser una memoria defensiva, es el relato de lo que realmente sucedió. En este caso, han sido tantas las acusaciones que han salido a la luz, que hicieron de Benedicto XVI el chivo expiatorio, porque era el nombre que había causado revuelo", asegura.
"Los casos atribuidos a su responsabilidad, han sido todos analizados en el libro y descritos en su verdad. Benedicto como arzobispo en Alemania no estuvo involucrado, porque o bien eran casos anteriores a cuando era arzobispo o eran casos que no le habían sido revelados o informados directamente", asegura.
Y el periodista sitúa a Benedicto en el lugar en el que se le debería recordar. "Desde el punto de vista humano, fue el Papa que más luchó contra la pedofilia, a través de algunos decretos hizo que ciertos procedimientos fueran llevados directamente a Roma. Fue el primero en exponerse completamente incluso en casos que eran dudosos. Estaba convencido de que se había que actuar, y en la medida de lo posible lo hizo", comenta.
Pero, en 2012, un año antes de su renuncia, la Iglesia fue sacudida por el caso Vatileaks. "Benedicto no tuvo nada que ver con el asunto, porque los documentos fueron sustraídos de la habitación donde estaban dos secretarios y Paolo Gabriele. Estaba tranquilo y seguro de las personas que estaban allí. Dada su benevolencia concedió el indulto a quién había sustraído los documentos. Desde un punto de vista humano, la situación fue significativa, aunque Gänswein garantizó que la historia no influyó en la decisión de retirarse", explica.
Sobre si tiene alguna relación la publicación de este libro con la apertura de una investigación sobre el caso Orlandi (en enero de 2023, cuatro décadas después de la desaparición de la joven), Saverio no lo cree. "Creo que no (...). Desde un punto de vista práctico, Georg aseguró que mientras fue secretario de Benedicto XVI, recibió a Pietro Orlandi. Gänswein no sabía nada del caso Orlandi y preguntó a la Secretaría de Estado y al jefe de la Gendarmería de entonces, Domenico Giani, qué es lo que sabían y le proporcionan algunas notas", expresa.
El periodista asegura que el libro ha servido para tener una visión más acertada de Benedicto XVI. "Quienes han leído el libro se han convencido de una ausencia de voluntad de polémica, y al revés, de voluntad de describir el verdadero rostro de un Papa que para muchos no era muy comprendido ni comprensible. Muchos dijeron haber descubierto un nuevo rostro, el de un Papa menos frío. Esta idea está creciendo cada vez más".
"La idea básica del libro era que cuando muriese Benedicto iba a publicarse de todo sobre él. Iba a ser descrito según las noticias que ya teníamos: la idea del hombre frío, desapegado, que no tenía relación con la gente, cosas que, habiéndolo conocido en persona en algunas ocasiones, me daba la impresión de que no era su verdadera imagen", explica.
Puedes ver aquí una entrevista a Georg Gänswein poco después de morir Benedicto XVI.
En septiembre, Gänswein habló del asunto con el propio Papa emérito, explicándole lo que contenía el libro, aunque este ya no pudo leerlo. "Gänswein me dijo que había hablado del libro con Benedicto XVI y que éste le habría preguntado si realmente habría sido apropiado hacerlo. Gänswein respondió 'sí, lo considero necesario, precisamente para aclarar los tantos aspectos que, si no los aclaro yo, quedarán oscurecidos'. Si no hubiera existido esta voz, habría habido sólo voces negativas", concluye.