El Papa Francisco se ha reunido en la mañana del jueves con los participantes del seminario organizado por la Pontificia Academia de las Ciencias, sobre el tema: “Drogas: problemas y soluciones de este plaga mundial”.
En su discurso, el Pontífice ha asegurado que las víctimas de las drogas “han perdido su libertad a cambio de esta esclavitud”, “de una dependencia que podríamos llamar química”.
Es ciertamente una “nueva forma de esclavitud”, como otras muchas “que flagelan al hombre de hoy y a la sociedad en general”.
Asimismo, ha explicado que “es evidente que no hay una única causa que lleva a la dependencia de la droga”, sino que son “muchos los factores”: la ausencia de familia, la presión social, la propaganda de los traficantes, el deseo de vivir nuevas experiencias, etc.
Cada persona dependiente –ha asegurado– trae consigo una historia personal que debe ser escuchada, comprendida, amada y, en cuanto posible, sanada y purificada.
Por eso ha advertido de que “no podemos caer en la injusticia de clasificarlos como si fueran objetos o trastos rotos”.
Por otro lado ha reconocido que no es de extrañar que haya tanta gente que caiga en la dependencia de la droga, “pues la mundanidad nos ofrece un amplio abanico de posibilidades para alcanzar una felicidad efímera, que al final se convierte en veneno, que corroe, corrompe y mata”.
La persona “se va destruyendo” y, con ella, a “todos los que están a su alrededor”.
Así, el Pontífice ha subrayado que “es importante conocer cuál es el alcance del problema de la droga y, sobre todo, la vastedad de sus centros de producción y de su sistema de distribución”. Redes, ha definido el Papa, que posibilitan la muerte de una persona, “la muerte no física, la muerte psíquica, social”.
El papa Francisco ha contado una historia en la que pretende mostrar la gravedad del asunto. Un juez de Argentina empezó a trabajar en serio sobre el problema de la droga y al poco tiempo recibió por correo una foto de su familia,: “Tu hijo va a tal escuela, tu esposa hace esto”. Un aviso mafioso, ha lamentado Francisco.
“Cuando se quiere buscar y ascender por las redes de distribución, uno se encuentra con esta palabra de cinco letra: mafia”, ha reconocido el Santo Padre.
Por otro lado, buscando una solución a esta lacra social, el Pontífice ha propuesto que para frenar la demanda del consumo de drogas se necesita “realizar grandes esfuerzos” e “implementar amplios programas sociales orientados a la salud, al apoyo familiar y, sobre todo, a la educación”.
La formación humana integral –ha asegurado– es la prioridad porque “da a las personas la posibilidad de tener instrumentos de discernimiento”.
Sin embargo, el Papa ha observado que “el problema de la prevención de la droga como programa siempre se ve frenado por mil y un factor de ineptitud de los gobiernos”.
Al respecto, ha añadido que también es fundamental “trabajar por la plena y segura rehabilitación de sus víctimas en la sociedad”, para “devolverles la alegría y para que recobren la dignidad que un día perdieron”.