Los tres nuevos cardenales de Estados Unidos comentaron con la agencia Aciprensa sus expectativas ante el nuevo ministerio que la Iglesia les encomienda.

Kevin Farrell, responsable vaticano de Familia y Vida
En el Aula Pablo VI en el Vaticano, el cardenal Kevin Joseph Farrell, Prefecto del Dicasterio para los Laicos, Familia y Vida, comentó que “tras este Año de la Misericordia necesitamos mostrar un poco más de preocupación y compasión por cada uno de nuestros hermanos y hermanas”.

Añadió: "Creo que todos necesitamos aprender a respetarnos unos a otros. Podemos estar en desacuerdo en diversos puntos, pero necesitamos iniciar un diálogo”.

El Cardenal dijo que “el cierre de la Puerta Santa no significa que la Misericordia se quede fuera. Significa que la Misericordia debe continuar y que debemos vivirla”.

Blase Cupich, de Chicago a una visión global
A su vez, el cardenal Blase Cupich, arzobispo de Chicago, comentó: “Como nuevo cardenal, creo que ahora tengo una responsabilidad, como hemos escuchado en las palabras del Santo Padre en el consistorio, de ver el mundo como él, de tener una perspectiva más global. De mirar al mundo de la pobreza, de mirar la lucha de algunas Iglesias”.

Blase Cupich contó cómo “me escuché a mí mismo ante el Papa haciendo una profunda promesa de solidaridad hacia él, pero también de obediencia. Hay una frase en la Escritura en la que se habla de la unión especial, pero también de obediencia de los  cardenales al Santo Padre, y eso me lo tomo muy en serio”.

Según explicó, “me llamó aparte, como hizo con otros cardenales, antes de hablar, y le aseguré que podía contar con mi apoyo y también con mi fidelidad a la Iglesia y al ministerio petrino”.

Tobin, de Newark, y la polarización
Por su parte, el cardenal Joseph Tobin, Arzobispo electo de Newark en New Jersey, valoró como muy oportunas las palabras del Papa Francisco sobre determinadas formas de pensar, sentir y actuar que crea “el virus de la polarización y la enemistad”.

“Pensé que era muy oportuno lo que dijo el Santo Padre”, aseguró. “Creo que lo primero que debemos hacer es examinarnos a nosotros mismos en la Iglesia, ver si nos hemos contagiado de este virus sin darnos cuenta”, señaló.

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