El Papa Francisco se dirigió este viernes a numerosos obispos participantes en un curso sobre el nuevo proceso matrimonial, organizado por el Tribunal Apostólico de la Rota Romana, y les insistió en que pongan todos los medios para que los fieles puedan acudir a los tribunales eclesiásticos a discernir la validez de su matrimonio sin impedimentos organizativos ni económicos.

“La Iglesia del Verbo Encarnado, se encarna en las vicisitudes tristes y dramáticas de la gente, se inclina hacia los pobres y hacia cuantos están lejos de la comunidad eclesial o se consideran fuera de ella a causa de su fracaso conyugal. Sin embargo, ellos son y siguen incorporados a Cristo en virtud del Bautismo”, dijo el Papa Francisco, según recoge Radio Vaticano.


En su discurso, el Santo Padre recordó que los Obispos en virtud de la ordenación episcopal son constituidos “maestros de la fe”, por ello tienen la necesidad de aprender continuamente.

“Se trata de comprender las necesidades y los interrogantes del hombre de hoy y buscar las respuestas en la Palabra de Dios y en las verdades de fe, estudiadas y conocidas cada vez mejor. El ejercicio del munus docendi está íntimamente relacionado con aquel sanctificandi y regendi. Mediante estas tres funciones se expresa el ministerio pastoral del Obispo, fundado en el designio de Cristo, con la asistencia del Espíritu Santo y finalizado a actualizar el mensaje de Jesús”.

La inculturación del Evangelio, subrayó el Pontífice, se funda justamente en este principio que mantiene unidos la fidelidad del anuncio evangélico y su comprensión y traducción en el tiempo.

Recordando la palabras del Beato Pablo VI en la Evangelii nuntiandi, el obispo de Roma señaló que, “es necesario evangelizar de modo concreto, poniéndose en la condición de cada persona, ya que la atención a la personas es el motivo teológico y eclesiológico que sustenta este curso de formación. Ya que la salud espiritual, la salus animarun de las personas a nosotros encomendadas constituye el fin de toda acción pastoral”.

Comentando un pasaje de la Primera Carta de Pedro, el Pontífice indicó que ahí encontramos un punto de referencia fundamental para el oficio episcopal.


“Esta exhortación ilumina la entera misión del Obispo, presentando la potestad espiritual como un servicio para la salvación de los hombres. En esta perspectiva, es necesario eliminar con decisión todo impedimento de carácter mundano que hace difícil a muchos fieles el acceso a los tribunales eclesiásticos. Cuestiones de tipo económico y organizativo no pueden constituir un obstáculo para el examen canónico sobre la validad de un matrimonio”.

Las leyes de la Iglesia, precisó el Papa Francisco, en la óptica de una sana relación entre justicia y caridad, no puede prescindir del principio fundamental de la salus animarum.

“Por lo tanto, los tribunales eclesiásticos están llamados a ser expresión tangible de un servicio diaconal del derecho en relación a este fin primordial. Éste es oportunamente puesto como palabra final del Código de Derecho Canónico, porque lo supera como ley suprema y como valor que supera el derecho mismo, indicando así el horizonte de la misericordia”.

En esta perspectiva, afirmó el Pontífice, la Iglesia camina siempre como madre que acoge y ama, siguiendo el ejemplo de Jesús Buen Samaritano.

“La Iglesia del Verbo Encarnado, se encarna en las vicisitudes tristes y dramáticas de la gente, se inclina hacia los pobres y hacia cuantos están lejos de la comunidad eclesial o se consideran fuera de ella a causa de su fracaso conyugal. Sin embargo, ellos son y siguen incorporados a Cristo en virtud del Bautismo. Por lo tanto, a nosotros corresponde la grave responsabilidad de ejercitar el munus, recibido de Jesús divino Pastor, médico y juez de las almas, para no considerarlos jamás extraños al Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia”.


A los Obispos participantes, provenientes de diversos países del mundo, el Santo Padre los animó a dar respuestas adecuadas a las diferentes interrogantes que surgen en el ámbito de la pastoral matrimonial en cada una de sus diócesis, teniendo en cuenta un sólido sustento jurídico, teológico y pastoral.

“Regresaran a sus diócesis enriquecidos de nociones y de sugerencias útiles para desarrollar con mayor eficacia su ministerio, especialmente en orden al nuevo proceso matrimonial. Esto representa una ayuda importante para hacer crecer en la grey a ustedes confiada la medida de la estatura de Cristo Buen Pastor, de quien debemos cada día aprender la sabia búsqueda del unum necessarium: la salus animarum”.

Finalmente, el Papa Francisco exhortó a los Obispos a confiar en la asistencia indefectible del Espíritu Santo, que conduce indivisiblemente pero realmente la Iglesia. Asimismo, les dijo, oremos para que nos ayude y ayude también al Sucesor de Pedro para responder, con disponibilidad y humildad, al grito de ayuda de tantos hermanos nuestros que tienen necesidad de encontrar la verdad sobre su propio matrimonio y sobre el camino de sus vidas.