"En Alemania algunas personas buscan desde siempre destruirme", afirma Benedicto XVI hablando con el periodista alemán Peter Seewald para su libro-entrevista Últimas Conversaciones, que se ha publicado este viernes en Italia y Alemania.
Se refiere en concreto a duras críticas que recibió cuando cambió el texto del misal de Viernes Santo de oración por los judíos en el rito en latín, eliminando la expresión "pro perfidi Iudaei". En latín eclesiástico en el siglo VI, cuando se creó esta oración litúrgica, significaba simplemente "por los judíos incrédulos" o "por los judíos que no creen", pero con los años, en italiano y español "perfidi" fue adquiriendo un significado de "malvados, pérfidos" y era origen de muchos conflictos. Ya Juan XXIII retiró la expresión y en la misa en lenguas vernáculas tras el Vaticano II ya no se usaba.
El Papa emérito lamenta las duras críticas que suscitó su modificación litúrgica, con un tono enérgico que contrasta con el resto del libro, plácido y sereno. El nuevo texto, explica Benedicto, tiene su base en la Escritura “y no contiene absolutamente nada que justifique los reproches que se lanzaron en Alemania... En Alemania algunas personas buscan desde siempre destruirme. Sabían que lo más sencillo era apuntar a Israel y montaron una mentira que quién sabe lo que se dijo. Lo considero una infamia. Hasta ese momento se había usado la vieja oración del Viernes Santo, que yo sustituí por una mejor para el pequeño grupo que utiliza el antiguo misal. Pero ellos no querían que nadie lo entendiese”.
El Papa emérito menciona a la Iglesia alemana varias veces en Últimas Conversaciones, y una de ellas es cuando se habla de las riquezas de la Iglesia.
Rechaza, por ejemplo, afirmaciones de su actual sucesor como arzobispo de Múnich, el cardenal Reinhard Marx, quien habló recientemente sobre una “corte vaticana” que derrocha.
“Siempre hemos vivido de manera muy simple. No sé qué cosa ha inducido al Cardenal Marx a hacer esa afirmación”, responde el Papa emérito.
Y sobre el esfuerzo vaticano por combatir la pobreza durante su pontificado afirma: “Aquí es necesario siempre comenzar por nosotros mismo. ¿El Vaticano posee demasiados bienes? No lo sé. Nosotros debemos hacer mucho por los países más pobres, necesitados de nuestra ayuda: pero está el Amazonas, África, etc. El dinero debe estar sobre todo para poder darlo, sirve para algo, pero, para poder gastar, debe entrar por algún lado, así que no sé muy bien qué tendríamos que ceder. Creo que se lo tienen que preguntar sobre todo las Iglesias locales, empezando por la alemana”.
Las diócesis alemanas son las más ricas del mundo, debido a su sistema de "impuesto religioso": cada alemán en el censo indica su religión, y automáticamente el Estado le cobra un dinero a cada ciudadano al recaudar los impuestos y lo pasa a la Iglesia católica o a la luterana, según su filiación.
Benedicto, al mencionar específicamente "Amazonas" y "África", parece pensar en las dos grandes fundaciones caritativas internacionales del Vaticano.
La Fundación Populorum Progressio (populorumprogressio.org) dedica cada año algo más de un millón de dólares a unos 90 proyectos en América Latina, con comunidades campesinas o indígenas, y siempre incluye proyectos con los indígenas del Amazonas.
La Fundación Juan Pablo II para el Sahel (www.fondationjp2sahel.org) realiza desde 1980 un trabajo similar en los países del Sahel, en el Sáhara o adyacentes, donde los cristianos son muy pocos y hay problemas graves de desertificación, falta de agua, medicinas, etc...