La apuesta del Papa Francisco por una Iglesia de las periferias ha quedado de manifiesto en su elección de cara al próximo Sínodo de los Obispos dedicado a los jóvenes que se celebrará el próximo mes de octubre en Roma.
Este sábado, la Santa Sede hizo público los nombramientos de los presidentes delegados del Sínodo. Y sus nombres muestran por un lado la universalidad de la Iglesia, pero por otro se sale de los parámetros utilizados hasta ahora.
Así, los presidentes delegados serán:
- El cardenal Louis Raphaël I Sako , Patriarca de Babilonia de los Caldeos, Jefe del Sínodo de la Iglesia Caldea (Irak).
- El cardenal Désiré Tsarahanza, arzobispo de Toamasina (Madagascar), y creado cardenal este pasado mes de junio.
- El cardenal Charles Maung Bo , SDB, Arzobispo de Yangon (Myanmar).
- El cardenal John Ribat , MSC, arzobispo de Port Moresby (Papúa Nueva Guinea).
Funciones del Presidente Delegado
En el II capítulo del Ordo Synodi Episcoporum, es decir, del Reglamento del Sínodo de los Obispos, en vigor desde el 29 de septiembre 2006, están descritas las tareas del Presidente Delegado: entre estas, aquella de presidir la Asamblea sinodal en nombre y por autoridad del Pontífice, por quien es nombrado. Su encargo cesa con la disolución de la asamblea para la cual ha sido nombrado y si, como en este caso, el Papa encarga a más de uno para que presida la asamblea, los Presidentes Delegados se suceden entre ellos en el mismo cargo, según el orden establecido por el Santo Padre.
Es de competencia del Presidente Delegado guiar los trabajos de Sínodo, atribuir a algunos miembros, cuando se vea la necesidad, tareas particulares para que la asamblea pueda aplicarse a sus trabajos de mejor manera; finalmente, firmar los actos de la asamblea. Si hay varios Presidentes Delegados, todos firman los actos conclusivos de la asamblea.