Un comunicado de la Santa Sede remitido este sábado, que expresa la posición de Benedicto XVI, zanja la reciente polémica sobre el carácter completo o incompleto del tercer secreto de Fátima dado a conocer el 13 de mayo de 2000 por el cardenal Angelo Sodano, entonces secretario de Estado vaticano.
"Algunos artículos publicados recientemente atribuyen al profesor Ingo Dollinger declaraciones según las cuales el cardenal Joseph Ratzinger, después de la publicación, en junio del año 2000, del Tercer secreto de Fátima, le habría confiado que dicha publicación no era completa", afirma el comunicado: "A tal propósito, el Papa emérito Benedicto XVI comunica que ´no ha hablado nunca con el profesor Dollinger acerca de Fátima´ y afirma claramente que las frases atribuidas al profesor Dollinger sobre ese tema son ´pura invención, absolutamente no verdaderas´ y reitera decididamente: ´La publicación del Tercer secreto de Fátima es completa´”.
La Tercera parte del secreto de Fátima fue revelado el 13 de julio de 1917 a los tres pastorcillos en la Cueva de Iria y fue transcrito por Sor Lucía el 3 de enero de 1944, con indicación de la Virgen de que no fuese dado a conocer antes de 1960.
El texto completo del Tercer secreto de Fátima dice así:
"Después de las dos partes que ya he expuesto, hemos visto al lado izquierdo de Nuestra Señora un poco más en lo alto a un Ángel con una espada de fuego en la mano izquierda; centelleando emitía llamas que parecía iban a incendiar el mundo; pero se apagaban al contacto con el esplendor que Nuestra Señora irradiaba con su mano derecha dirigida hacia él; el Ángel señalando la tierra con su mano derecha, dijo con fuerte voz: ¡Penitencia, Penitencia, Penitencia! Y vimos en una inmensa luz qué es Dios: «Algo semejante a como se ven las personas en un espejo cuando pasan ante él» a un Obispo vestido de Blanco «hemos tenido el presentimiento de que fuera el Santo Padre». También a otros Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas subir una montaña empinada, en cuya cumbre había una gran Cruz de maderos toscos como si fueran de alcornoque con la corteza; el Santo Padre, antes de llegar a ella, atravesó una gran ciudad medio en ruinas y medio tembloroso con paso vacilante, apesadumbrado de dolor y pena, rezando por las almas de los cadáveres que encontraba por el camino; llegado a la cima del monte, postrado de rodillas a los pies de la gran Cruz fue muerto por un grupo de soldados que le dispararon varios tiros de arma de fuego y flechas; y del mismo modo murieron unos tras otros los Obispos sacerdotes, religiosos y religiosas y diversas personas seglares, hombres y mujeres de diversas clases y posiciones. Bajo los dos brazos de la Cruz había dos Ángeles cada uno de ellos con una jarra de cristal en la mano, en las cuales recogían la sangre de los Mártires y regaban con ella las almas que se acercaban a Dios".
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