El Papa Francisco se arrodillará ante doce refugiados para lavarles y besarles los pies. El lugar que ha elegido este año el Santo Padre para el lavatorio de los pies del Jueves Santo es un centro de acogida para solicitantes de asilo en Castelnuovo di Porto. Lo hacía como arzobispo de Buenos Aires y ha mantenido esta costumbre como Pontífice: visitar a los más necesitados este día de la Semana Santa.
El primer año de Francisco como Obispo de Roma visitó para el lavatorio de los pies el centro penitencial de menores en Casal del Marmo. El año siguiente, 2014, visitó un centro de discapacitados y en el 2015 la cárcel romana de Rebibbia, donde lavó los pies a 12 hombres y mujeres.
El centro de acogida donde irá el Santo Padre este jueves fue abierto en mayo de 2008. Actualmente es uno de los centros más grandes de primera acogida para refugiados en Italia; desde abril está gestionada por la cooperativa Auxilium. Está ubicado en la zona industrial de Castelnuovo di Porto, a 30 km de Roma. Actualmente recibe a unos 900 refugiados, entre los cuales hay mujeres y niños, muchos procedentes de África.
El gesto de Francisco, explica monseñor Rino Fisichella, presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización, en un artículo publicado en L´Osservatore Romano, “quiere decirnos que es necesaria la debida atención hacia los más débiles de este momento histórico; que todos estamos llamados a restituir su dignidad sin recurrir a escapatorias. Nos empuja a mirar hacia la Pascua con los ojos de quien hace de su fe una vida vivida al servicio de los que llevan impreso en su rostro los signos del sufrimiento y la violencia”.
Además, muchos de los jóvenes a los que el Papa lavará los pies no son católicos. “El signo del papa Francisco por tanto se hace aún más elocuente. Indica la vía del respeto como camino maestro para la paz. Respeto, en su valor semántico, significa darse cuenta de que hay una persona junto a mí. Una personas que camina conmigo, sufre conmigo, se alegra conmigo… Lavando los pies a los refugiados, el papa Francisco pide respeto para cada uno de ellos”, asegura monseñor Fisichella.