El Papa celebró la misa de difuntos este viernes en el cementerio Laurentino, tras haberlo hecho en años anteriores en el cementerio monumental del Verano, en el cementerio de Prima Porta y en el cementerio estadounidense de Nettuno, al sur de Roma.
Tras un breve recorrido por el camposanto, Francisco acudió a la iglesia de Jesús Resucitado, donde le esperaba el cardenal Angelo de Donatis, vicario de la Urbe.
En su homilía, el Papa destacó que la liturgia de los Fieles Difuntos es "realista y concreta" y abarcar las tres dimensiones de la vida: "El pasado, el futuro y el presente".
El pasado, porque es un día "para recordar a quienes caminaron antes que nosotros". "La memoria es lo que hace fuerte a un pueblo", añadió, "porque se siente arraigado en un camino".
El futuro, porque es "un día de esperanza" que nos hace ver "lo que nos espera, un cielo nuevo y una tierra nueva y la santa ciudad de Jerusalén... Nos espera la belleza" y llegar "donde está el Amor que nos creó... el amor de Padre".
El presente, porque es en él donde está "el camino que debemos recorrer". Pero "¿cómo recorrer el camino sin desviarnos? ¿Cuáles son las luces que me ayudarán a no equivocar el camino? ¿Cuál es el 'navegador' que el mismo Dios nos ha dado para no confundir la ruta", se preguntó el Papa.
Fuente: lasbienaventuranzas.net
"Son las Bienaventuranzas que Jesús nos enseñó en el Evangelio", respondió: "Estas Bienaventuranzas (la mansedumbre, la pobreza de espíritu, la justicia, la misericordia, la pureza de corazón) son las luces que nos acompañan para no equivocar el camino".
El Papa concluyó sus palabras pidiendo al Señor "comprender cuáles son las luces que nos acompañarán en el camino para no equivocarnos, y llegar así a donde nos esperan con tanto amor".