Georg Gänswein fue el fiel escudero de Benedicto XVI hasta su muerte, el pasado 31 de diciembre. Desde entonces, realiza el papel de albacea de su testamento. Como el Papa alemán no indicó cuál debía ser el destino de sus propiedades, el ex secretario está buscando a los últimos parientes con vida de Joseph Ratzinger.

"Yo pensaba que tenía sólo dos parientes, dos primos, pero hemos descubierto que tiene cinco primos. Ahora, por ley, tengo que escribir a esos primos, pues son los parientes más cercanos, y, como manda la ley, debo preguntarles si aceptan o no la herencia", aseguró Gänswein el pasado domingo, en una parroquia de Roma, como recoge el diario ABC.

Objetos litúrgicos, notas...

El ex secretario de Benedicto XVI no reveló si se trata de una cantidad de dinero, pero sí aseguró que no son los derechos de autor de la obra del alemán. En mayo de 2005, al poco de ser elegido Papa, Benedicto XVI le confió a Libreria Editrice Vaticana (la editorial de la Santa Sede) "el ejercicio y la protección" de todos los derechos de autor.

Unos beneficios que son entregados a la Fundación Joseph Ratzinger-Benedicto XVI, que los destina a proyectos académicos y de investigación teológica.

El ex secretario del Papa también comentó que los objetos personales, litúrgicos... están siendo regalados. Mientras que su biblioteca personal y su colección de partituras de música fueron enviadas a varias fundaciones de Baviera. Por su parte, toda su correspondencia privada ha sido destruida, como pidió en vida de forma inflexible Benedicto XVI.

Gänswein sí reconoce que se han conservado algunas notas personales, que han sido trasladadas a una fundación en Regensburg. Sobre la herencia que pueden llegar a recibir los primos de Benedicto XVI no hay mucha información, se cree que puede ser el dinero que el cardenal Ratzinger tenía en su cuenta bancaria antes de ser nombrado Papa.

 

Momento emotivo del secretario Gänswein cuando el Papa aún estaba vivo.

En junio de 2022 se abrió un proceso civil en el tribunal de Traunstein (Alemania), que implica a Benedicto XVI, por una denuncia no probada de encubrimientos de abusos. Aunque es casi imposible que se le reconozca como culpable, los legítimos herederos, si finalmente aceptan la herencia, deberían hacerse cargo de las indemnizaciones futuras.