Las menores oportunidades para un empleo satisfactorio y digno, conjugado con la reducción de la seguridad social, están causando un inquietante aumento de desigualdad y pobreza en diferentes países. Hay una clara necesidad de crear nuevas formas de actividad empresarial que, mientras fomentan el desarrollo de tecnologías avanzadas, sean también capaces de utilizarlas para crear trabajo digno para todos, sostener y consolidar los derechos sociales y proteger el medioambiente.Es el hombre quien debe guiar el desarrollo tecnológico, sin dejarse dominar por él.
Así lo afirma el Papa Francisco en el mensaje que ha enviado al profesor Klaus Schwab, fundador y presidente ejecutivo del Foro Económico Mundial, con ocasión de la apertura del encuentro anual, y que se desarrolla en en estos días en Davos-Klosters, Suiza.
El Foro Económico Mundial (World Economic Forum) es una fundación sin fines de lucro con sede en la ciudad de Ginebra, que se reúne anualmente en Davos (Suiza). Allí se dan cita, desde 1991, los principales líderes empresariales, políticos, periodistas e intelectuales de todos los países, para analizar los problemas más apremiantes que enfrenta el mundo; entre ellos, la salud y el medio ambiente.
El tema a abordar este años es “El Dominio de la Cuarta Revolución Industrial”. El cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson, presidente del Pontificio Consejo de la Justicia y la Paz, ha sido el encargado de leer el mensaje enviado por el Pontífice.
Asimismo, el Santo Padre observa que los últimos estudios conducidos por la Organización Internacional del Trabajo indican que, en la actualidad, “el desempleo afecta a cientos de millones de personas”.
Al respecto ha indicado que la “financialización” y la “tecnologización” de las economías globales y nacionales, han producido cambios de gran envergadura en el campo del trabajo.
Y dirige una petición muy concreta a los participantes del Foro, como líderes en el mundo de los negocio: “¡No se olviden de los pobres!”, asegurando que “este es el principal desafío que tienen ustedes”.
Llorar por la miseria de los demás –asegura el Papa– no significa sólo compartir sus sufrimientos, sino también y sobre todo, tomar conciencia que nuestras propias acciones son una de las causas de la injusticia y la desigualdad.
De este modo, el Pontífice explica que una vez que tomamos conciencia de esto, “llegamos a ser humanos más plenos, pues nuestra responsabilidad para con nuestros hermanos y hermanas es una parte esencial de nuestra humanidad común”.
El Papa les pide que “no tengan miedo de abrir su mente y su corazón a los pobres”. Porque de este modo, “podrán dar rienda suelta a sus talentos económicos y técnicos, y descubrir la felicidad de una vida plena, que no les puede proporcionar el solo consumismo”.
En esta misma línea, el papa Francisco precisa que frente a los profundos cambios que marcan época, los líderes mundiales se enfrentan al reto de garantizar que la futura “cuarta revolución industrial”, no conduzca a la destrucción de la persona humana o a la transformación de nuestro planeta en un jardín vacío para el disfrute de unos pocos elegidos.
Tal y como advierte el Papa, el momento actual proporciona una valiosa oportunidad para guiar y gobernar el proceso ahora en curso, y construir sociedades inclusivas basadas en el respeto por la dignidad humana, la tolerancia, la compasión y la misericordia. Por eso les exhorta a hacer un “esfuerzo unido para lograr un desarrollo sostenible e integral”.
El Papa reitera la idea de que la actividad empresarial “tiene la responsabilidad de ayudar a superar la compleja crisis de la sociedad y del medio ambiente, y luchar contra la pobreza”.
Esto hará –asegura– que sea posible mejorar la precaria condición de vida de millones de personas y cerrar la brecha que da lugar a numerosas injusticias, que erosiona los valores fundamentales de la sociedad, como la igualdad, la justicia y la solidaridad.