Habla y enseña árabe, fue misionero en Sudán y Egipto, conoce África y el Islam, también sabe inglés, frances e italiano... y ahora es el encargado por el Papa Francisco para dirigir el diálogo entre la Iglesia Católica y las religiones no cristianas, especialmente con el Islam, el hinduismo, el budismo y el taoísmo.
Se trata del obispo Miguel Ángel Ayuso Guixot, natural de Sevilla, de 66 años, ordenado y formado en los misioneros combonianos. Era el secretario del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso desde 2012, nombrado por Benedicto XVI. Al morir en julio de 2018 el cardenal Jean-Louis Tauran, quedaba vacante la presidencia de este dicasterio, que ocupará ahora por designación papal.
Un misionero andaluz experto en Islam
Ayuso Guixot nació en Sevilla el 17 de junio de 1952. Ingresó en los misioneros combonianos, la institución creada en el siglo XIX por San Daniel Comboni, que fue obispo de Jartum, en Sudán, para la evangelización del mundo negro. Ayuso fue ordenado sacerdote el 20 de septiembre de 1980, estuvo en misión en Egipto y Sudán hasta 2002. Se licenció en estudios árabes e islámicos en la Universidad Pisai de Roma en 1982 y se doctoró en teología dogmática en la Universidad de Granada en 2000.
Desde 1989 fue profesor de islamología, primero en Jartum, luego en El Cairo y luego en el Pontificio Instituto de Estudios Árabes e Islámicos, donde más tarde ocupó el cargo de Decano hasta 2012. Ha presidido varias reuniones de diálogo interreligioso. Francisco lo consagró obispo en 2016.
Diálogo con musulmanes, budistas, hindúes
Guixot, el pasado mes de febrero, acompañó al Papa Francisco a los Emiratos Árabes Unidos, donde tuvo lugar la histórica firma con el Gran Imán de Al Azhar del "Documento sobre la fraternidad humana para la paz mundial y la convivencia" (Abu Dhabi, 4 de febrero de 2019).
Con ocasión de la reciente fiesta budista fiesta de Vesakh, el mitrado escribió un mensaje al mundo budista centrado en la promoción de la dignidad y los derechos de la mujer. "Tanto el budismo como el cristianismo -expresa el obispo Guixot- enseñan que las mujeres y los hombres tienen la misma dignidad y han desempeñado un papel importante en la promoción de la mujer. Las mujeres budistas y cristianas han hecho contribuciones significativas a nuestras tradiciones religiosas y a la sociedad en su conjunto".
En octubre de 2018, Ayuso dirigió su mensaje a los hindúes, con ocasión de la fiesta de Deepavali, subrayando la necesidad de estar atentos a los miembros vulnerables de nuestra sociedad: "los pobres, los enfermos, los ancianos, los minusválidos, los indigentes, los abandonados, los emigrantes; los marginados y los excluidos desde el punto de vista social, religioso, cultural y lingüístico; y las víctimas de los abusos y la violencia, especialmente las mujeres y los niños. En gran medida indefensos e indefensos, descartados e ignorados por una sociedad cada vez más indiferente e incluso insensible a las necesidades y el sufrimiento humanos, los vulnerables sufren enormemente en todas partes actualmente".
Con los taoístas, buscando una moral común
Por otra parte, al asistir el pasado mes de noviembre en Singapur al segundo encuentro internacional entre cristianos y taoístas, Ayuso señaló que "a pesar de las diferentes visiones del mundo y de los diferentes caminos espirituales, tanto el cristianismo como el taoísmo comparten una herencia de valores morales comunes", hasta el punto de que "la sabiduría religiosa y filosófica de ambas tradiciones ha contribuido a la formación de civilizaciones y culturas".
También señaló que "su patrimonio moral común deriva del derecho natural, que es inherente a la naturaleza humana y, por lo tanto, éticamente vinculante para todos los seres humanos, independientemente de sus convicciones filosóficas o religiosas".