Uganda es un país duramente golpeado por años de guerra civil y enfermedades como el VIH/sida. Los dos testimonios que escuchó Francisco hoy fueron precisamente los de un joven que fue secuestrado por un grupo armado y el de una joven nacida con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH).
El VIH/sida, de contagio a través de relaciones sexuales y la sangre, en países pobres es frecuentemente transmitido de una madre portadora del virus a sus hijos al momento del parto.
Winnie Nansumba, hoy de 24 años, nació y vive con VIH. La joven aseguró que “siempre encontré difícil enamorarme porque pensé que no tenía el derecho a amar y ser amada. Siempre tuve miedo de explicar mi vida”. “Gracias a Dios desarrollé una actitud positiva hacia esto con el paso del tiempo”, señaló.
Por su parte, Emmanuel Odokonyero relató que fue secuestrado por el terrorista Ejército de Resistencia del Señor [Lord’s Resistance Army] junto a otros 41 estudiantes del Seminario Menor del Sagrado Corazón, en la ciudad de Lacor (norte de Uganda) en 2003. Emmanuel fue torturado junto a sus compañeros y vio morir asesinados a muchos de ellos. Pero “por la gracia de Dios”, logró escapar el 11 de agosto de 2003. “No estaba en mis fuerzas, sino gracias a Dios Misericordioso que me guió”, dijo.
Francisco señaló que “escuché con mucho dolor en el corazón el testimonio de Winnie y Emmanuel. Pero a medida que iba escuchando me hice una pregunta, ¿una experiencia negativa puede servir para algo en la vida? Sí”.
“Tanto Emmanuel como Winnie han sufrido experiencias negativas. Winnie pensaba que no había futuro para ella, que la vida para ella era una pared delante, pero Jesús le fue haciendo entender que en la vida se puede hacer un gran milagro, transformar una pared en horizonte”, dijo.
“Esto no es magia, esto es obra de Jesús. Porque Jesús es el Señor, Jesús puede todo”, aseguró.
El Papa recordó que “Jesús sufrió la experiencia más negativa de la historia: fue insultado, fue rechazado y fue asesinado. Y Jesús, por el poder de Dios, resucitó. Él puede hacer en cada uno de nosotros lo mismo con cada experiencia negativa. Porque Jesús es el Señor”.
Francisco señaló luego que “Emmanuel fue valiente, se animó. El sabía que si lo encontraba el día que se escapaba lo mataban. Arriesgó. Se confió en Jesús. Y se escapó. Y hoy lo tenemos aquí después de 14 años, graduado en ciencia administrativa”.
“Siempre se puede”, aseguró el Papa, y explicó que “nuestra vida es como una semilla, para vivir hay que morir. Y morir a veces físicamente, como los compañeros de Emmanuel. Morir como murió Carlos Luanga y los mártires de Uganda”.
“Pero a través de esa muerte hay una vida, una vida para todos. Si yo transformo lo negativo en positivo soy un triunfador. Pero eso solamente se puede hacer con la gracia de Jesús”, indicó.
El Papa explicó además que “si vos querés que Jesús te cambie la vida pedile ayuda. Y esto se llama rezar. ¿Entendieron bien? Rezar”.
“Nunca dejen de rezar. La oración es el arma más fuerte que tiene un joven. Jesús nos quiere”, aseguró.
Cuando Jesús entra en nuestras vidas, dijo, “va a luchar, a luchar contra todos los problemas que señaló Winnie. Luchar contra la depresión, luchar contra el sida”.
Francisco alentó a los jóvenes a que cuando tengan un problema “lo mejor que podemos hacer es ir donde nuestra Madre. Y rezarle a María, nuestra Madre”.
“Les agradezco mucho que hayan escuchado, les agradezco que quieran cambiar lo negativo en positivo, que quieran luchar contra lo malo con Jesús al lado. Y sobre todo, les agradezco que tengan ganas de nunca dejar de rezar”, expresó el Papa.
Tras rezar un Ave María junto a los jóvenes, Francisco les dio su bendición y les pidió que recen por él. “Lo necesito, no lo olviden”, señaló.