En la basílica rezó delante de la imagen de la Virgen y dejó a sus pies una rosa blanca. Entre los 33 enfermos, estaba Giuseppe Giangrande, el carabinero que fue gravemente herido en el tiroteo delante del Palazzo Chigi en Roma en el 2013.
Francisco pidió a los presentes que recen por él y les aseguró su cercanía espiritual, indica una nota de Radio Vaticano.
Tras despedirse de los presentes, acudió al comedor San Francisco, gestionado por Cáritas.
Sentado a la mesa con 60 personas, las del segundo turno, comió con ellos ribollita toscana con guiso de carne, en platos de plástico.
Este comedor es punto de referencia para muchos que no se pueden permitir más que esta comida el día. En el servicio se alternan unos cincuenta voluntarios.
En el 2014 acogieron a 1.079 huéspedes de 59 nacionalidades diferentes y dieron aproximadamente unas 44.000 comidas.