La revista francesa Paris Match publicó este jueves una extensa entrevista realizada en el Vaticano al Papa Francisco por Caroline Pigozzi.
[La entrevista íntegra en español se publicó después en el diario español ABC]
El Santo Padre comienza la entrevista afirmando que está "bien" pero que "los viajes son bastante fatigosos y en este momento, con el Sínodo de los Obispos, esto me deja poco tiempo".
Sobre los motivos de la canonización de los padres de Santa Teresa de Lisieux, que tendrá lugar este domingo, el Papa describe así a Louis y Zélie Martin: "Son una pareja de evangelizadores que, mientras vivieron, dieron testimonio de la belleza de la fe en Jesús, dentro y fuera de su hogar. Se sabe bien que la familia Martin era acogedora y que abrían sus puertas y su corazón. En esa época, cierta ética burguesa, tomando la excusa del decoro, despreciaba a los pobres, y ellos dos, con sus cinco hijos, consagraron la energía del tiempo y el dinero a ayudar a los necesitados. Ciertamente son un modelo de santidad y de vida en pareja".
Francisco tiene una devoción especial a Santa Teresita del Niño Jesús: "Es una de las santas que nos hablan más de la gracia de Dios, de cómo Dios viene a nosotros, nos tiende la mano y nos permite escalar fácilmente la montaña de la vida, con la condición de que nos abandonemos totalmente a Él, que nos dejemos ´transportar´ por Él. La pequeña Teresa entendió en su existencia que es el amor, el amor reconciliador de Jesús, lo que impulsa a los hijos de su Iglesia. Eso es lo que me ha enseñado Teresa de Lisieux. También me gusta lo que propone contra el ´espíritu de curiosidad´ y los chismes".
Y desvela que le reza habitualmente: "Con frecuencia le pido, a ella que se ha dejado simplemente sostener y transportar por la mano del Señor, que tome en sus manos un problema que tengo, un asunto que no veo con claridad, un viaje que debo emprender. Entonces le imploro aceptar que cuide de ello, que se encargue y que me envíe como signo una rosa. De hecho, a menudo recibo una…".
¿Por qué eligió llamarse Francisco? "Nunca lo había pensado antes", responde el Papa: "Lo que me determinó en ese momento no fue tanto el mensaje de San Francisco sobre la creación sino su forma de vivir la pobreza evangélica. Durante el cónclave, mientras esperábamos el conteo de los votos para la elección del Papa, mi amigo el cardenal Claudio Hummes, que estaba a mi costado, me tomó del brazo y me pidió que no me olvidase de los pobres".
"Enseguida pensé en un mundo afectado por tantas guerras y violencia porque, con su testimonio, San Francisco de Asís fue un hombre de paz", continúa el pontífice: "La encíclica Laudato Si´ comienza con las palabras del Cántico de las criaturas, yo quería mostrar ese nexo profundo que existe entre el compromiso por la erradicación de la pobreza y el cuidado de la Creación. Debemos dejar a nuestros hijos y nietos una tierra viable y comprometernos a construir una paz verdadera y justa en el mundo".
Abundando en las problemáticas que trató en la encíclica, el Papa afirma que "el sistema mundial es insostenible" y que "la humanidad debe renunciar a idolatrar el dinero y reemplazar en el centro a la persona humana, su dignidad, el bien común, el futuro de las generaciones que poblarán la tierra después de nosotros. Renunciar al egoísmo y a la avidez y a la codicia para que todos vivan un poco mejor".
Fue quizá la más novedosa de las planteadas por Caroline Pigozzi. ¿Existen los extraterrestres? "En verdad no sé cómo comenzar a responderle. Hasta ahora, el conocimiento científico siempre ha excluido que haya en el universo rastros de otros seres pensantes. Dicho esto, ¡hasta el descubrimiento de América no se imaginaba que existiera! Creo en todo caso que se debe dar la palabra a los sabios, teniendo siempre en cuenta que el Creador es infinitamente más grande que nuestros conocimientos".
Francisco fue más apodíctico al recordar verdades que sí conocemos con certeza: "De eso sí estoy seguro, que el Universo y el mundo en el que vivimos no son el fruto del azar, del caos, sino de una inteligencia divina, del amor de un Dios que nos ama, nos ha creado, nos ha querido y nunca nos ha dejado solos. De esto también estoy seguro, que Jesucristo, el hijo de Dios, se ha encarnado y ha muerto en la Cruz para salvarnos del pecado, a nosotros los hombres, y que ha resucitado y vencido a la muerte".
"No podemos resignarnos a que estas comunidades, hoy minoritarias en Oriente Medio, sean obligadas a abandonar sus casas, sus tierras, sus tareas cotidianas. Estos cristianos son ciudadanos de pleno derecho en su país y están presentes como discípulos de Jesús desde hace dos mil años, totalmente insertos en la cultura y la historia de su gente. Ante la urgencia, tenemos el deber humano y cristiano de actuar", señaló al referirse al drama de los cristianos expulsados de sus hogares en países como Siria e Irak.
Francisco pidió que se continúe trabajando "en las causas estructurales de la pobreza, comprometiéndonos para construir modelos de desarrollo económico que coloquen al centro a la persona humana y no el dinero".
Sin embargo, considera que "el capitalismo y el beneficio no son diabólicos si no se les convierte en ídolos. No lo son si se mantienen como instrumentos. Si, en cambio, domina la ambición desencadenada del dinero, si el bien común y la dignidad de los seres humanos pasan a un segundo o tercer plano, si el dinero y el provecho y el provecho a todo costo se convierten en fetiches de adoración, si la codicia está en la base de nuestro sistema social y económico, entonces así nuestras sociedades corren hacia la ruina. Los hombres y la creación entera no deben estar al servicio del dinero: ¡las consecuencias de lo que puede suceder están ante los ojos de todos!".
En cuanto a las razones de la convocatoria del año jubilar de la Misericordia, el Papa recordó que "desde Pablo VI, la Iglesia ha puesto un gran acento en la referencia a la misericordia. Durante el pontificado de San Juan Pablo II, este acento se expresó con más fuerza todavía: con la encíclica Dives in misericordia, la institución de la fiesta de la Divina Misericordia, la canonización de Santa Faustina Kowalska. Como prolongación de esta línea, reflexionando en la oración, pensé que sería muy bueno proclamar un año santo de la misericordia, el jubileo de la misericordia".
Sobre la mediación del Vaticano en los diversos lugares del mundo donde hay conflictos, Francisco afirmó que "sobre estos asuntos delicados, la acción del Papa y de la Santa Sede se mantiene independiente del grado de simpatía o entusiasmo que suscita en un momento u otro en las personalidades. Buscamos alentar con el diálogo la solución a los conflictos y la construcción de la paz. Buscamos incansablemente las voces pacíficas y negociadas para resolver las crisis y los conflictos".
"La Santa Sede no tiene intereses propios por defender en la escena internacional", añadió, "pero se trata de usar todos los canales posibles para alentar las reuniones, los diálogos, los procesos de paz, el respeto por los derechos del hombre. Con mi presencia en países como Albania, Bosnia-Herzegovina, he tratado de poner ejemplos de coexistencia y de colaboración entre los hombres y mujeres que pertenecen a distintas religiones para que curen las heridas siempre abiertas que han provocado las recientes tragedias".
También ofreció su perspectiva personal: "No hago un proyecto, no me ocupo de la estrategia ni de la política internacional: soy consciente que, en múltiples circunstancias, la voz de la Iglesia es una voz que clama en el desierto. Sin embargo creo que es justamente la fe en el Evangelio la que exige que seamos constructores de puentes y no de muros. No se debe exagerar el rol del Papa y la Santa Sede. Lo que acaba de suceder con Estados Unidos y Cuba es un ejemplo: nosotros solo hemos buscado favorecer la voluntad de diálogo de los responsables de los dos países y, sobre todo, hemos rezado".
¿Ha olvidado China?, le pregunta Caroline Pigozzi: "¡Nunca! ¡No! China está en mi corazón. Ella está allá. Siempre".
"Cuando un sacerdote celebra la Misa, está seguro de que está ante los fieles, pero sobre todo ante el Señor", dijo al responder sobre las razones de su sencillez: "Además, cuando uno está ante una multitud, debe ser consciente de nuestra pequeñez y del hecho que somos ´servidores inútiles´, como Jesús nos pide. Cada día yo imploro la gracia de poder ser quien reenvíe a la presencia de Jesús, de ser testigo de su misericordia cuando nos tiene en sus brazos".
Así que los vítores no le distraen de la realidad: "Por eso, cada vez que escucho ¡Viva el Papa!, yo invito a los fieles a gritar ¡Viva Jesús!". Y recordó lo que decía el cardenal Albino Luciani (futuro Juan Pablo I) cuando le saludaban con aplausos: Cuando era cardenal y oía aplausos "¿Creen que el pequeño burro sobre el que Jesús entró a Jerusalén pensaba que los Hosanna de la multitud eran para él? Igual el Papa, los obispos y los sacerdotes podrán cumplir su misión si saben ser como ese burrito y ayudan a dar luz al verdadero Protagonista mirando siempre al espíritu que esos Hosanna de hoy pueden ser reemplazados mañana por un Crucifíquenlo".
Francisco reconoce que el sueño de acudir de nuevo a una pizzería romana está cada vez más lejos: "No he abandonado completamente mi ropa negra ni el clergyman debajo de la sotana banca. Me gustaría poder caminar en las calles de Roma, una ciudad muy bella. Siempre he sido un cura de la calle. Los encuentros más importantes y su predicación tuvieron lugar en la calle. Seguro me gustaría también comer una buena pizza con los amigos, pero sé que no es fácil, es casi imposible".
Pero no está aislado: "Lo que no me falta nunca es el contacto con la gente. Me encuentro mucho al mundo, mucho más que en Buenos Aires, y eso me da mucha alegría. Cuando sostengo a los fieles en los brazos, sé que Jesús me tiene en los suyos".
[La entrevista íntegra en español se publicó después en el diario español ABC]