“No quiero un nuevo marco, sólo tiene que volver a hacer las lentes. No quiero gastar mucho. Eso sí, cóbreme", le dijo el Papa a Alessandro Spiezia, dueño de la óptica que en pocos segundos se vio rodeada de personas, que no dudaron en sacar sus dispositivos móviles y cámaras fotográficas para capturar el momento. Esperaron hasta que el Pontífice saliera para saludarlo y tomarse fotos.
Francisco permaneció en el local por cuarenta minutos, mientras le medían la vista y conversaba con el dueño y los trabajadores. Según relató el propietario a la prensa, el Pontífice le dijo al oído: “Tenga cuidado, Alessandro. Yo pago lo que se debe".
Radio Vaticana informó que “después de cerca de 40 minutos, el Papa Francisco dejó el negocio y en auto, en el cual estaba presente solo el chofer, reingresó al Vaticano”.