El Papa Francisco ha dictaminado que todo el que ingrese en el servicio diplomático deberá realizar una experiencia misionera de al menos doce meses en alguna diócesis. Así lo ha hecho en la carta enviada, y que publica la Santa Sede, a monseñor Joseph Marino, presidente de la Academia Pontificia Eclesiástica, escuela en la que se forma el personal diplomático y de la que saldrán los futuros nuncios.

Durante su discurso final en el Sínodo sobre la Amazonia el Papa ya lo había dejado caer pero ha sido en esta carta cuando lo ha oficializado. Fechada a 11 de febrero, Francisco recuerda su “deseo de que los sacerdotes que se preparan para el Servicio diplomático de la Santa Sede dediquen un año de su formación al compromiso misionero en una diócesis".

"Útil" para los futuros diplomáticos

De este modo, señala que está convencido de que “tal experiencia podrá ser útil para todos los jóvenes que se preparan o comienzan el servicio sacerdotal, pero de manera particular para aquellos que en el futuro serán llamados a colaborar con los Representantes Pontificios y, posteriormente, podrán convertirse a su vez en Enviados de la Santa Sede ante las naciones y las Iglesias particulares".

Así, cita lo que había afirmado en un discurso dirigido a la Academia Pontificia Eclesiástica en junio de 2015: “La misión que un día estarán llamados a desempeñar los llevará a todas las partes del mundo. A Europa, que necesita despertarse; a África, sedienta de reconciliación; a América Latina, hambrienta de alimento e interioridad; a América del Norte, determinada a redescubrir las raíces de una identidad que no se define a partir de la exclusión; a Asia y Oceanía, desafiadas por la capacidad de fermentar en la diáspora y dialogar con la vastedad de culturas ancestrales”.

Por ello, en la Carta añade que “para afrontar positivamente estos crecientes desafíos para la Iglesia y para el mundo, es necesario que los futuros diplomáticos de la Santa Sede adquieran, además de la sólida formación sacerdotal y pastoral, y de aquella específica" ofrecida por la Academia, también "una experiencia personal de misión fuera de la propia diócesis de origen, compartiendo con las Iglesias misioneras un período de camino junto a su comunidad, participando en su cotidiana actividad evangelizadora".

De este modo, el Papa ha querido dirigirse a monseñor Marino para pedirle que “ponga en práctica este deseo mío de enriquecer el programa de formación académico con un año dedicado enteramente al servicio misionero en las Iglesias particulares esparcidas por todo el mundo. Esta nueva experiencia entrará en vigor a partir de los nuevos estudiantes que comenzarán su formación el próximo año académico 2020/2021".

Una experiencia misionera

Para lograr este objetivo –prosigue el Pontífice- será necesario en primer lugar una estrecha colaboración con la Secretaría de Estado y, más concretamente, con la Sección del Personal Diplomático de la Santa Sede, así como con los representantes pontificios, los cuales ciertamente no dejarán de aportar una valiosa ayuda para identificar las Iglesias particulares dispuestas a acoger a los alumnos y a seguir de cerca su experiencia".

"Estoy seguro de que  una vez superadas las preocupaciones iniciales que puedan surgir ante este nuevo estilo de formación de los futuros diplomáticos de la Santa Sede, la experiencia misionera que se quiere promover será útil no sólo para los jóvenes académicos, sino también para las Iglesias particulares con las que ellos colaborarán y, espero, suscitará en otros sacerdotes de la Iglesia universal el deseo de ponerse a disposición para realizar un período de servicio misionero fuera de su propia diócesis", concluye Francisco.