En la iglesia de la Compañía de Jesús, en el corazón de la ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad, un hombre sencillo, con los brazos en alto y los ojos cerrados, llama la atención de los visitantes del templo, máxima expresión del barroco quiteño, edificado por los jesuitas entre 1605 y 1765.
Cuando el hombre se incorpora cuenta que se llama Juan y que vino a orar porque esa iglesia será visitada por el papa Francisco.
La fe de los ecuatorianos se ha reavivado antes del arribo del Pontífice, este domingo, para una visita pastoral que lo mantendrá en Ecuador hasta el miércoles 8 de julio, en lo que constituye la segunda ocasión que llega un papa al país, desde cuando Juan Pablo II lo hiciera hace 30 años, en enero de 1985.
Unos 20.000 mil voluntarios, en su mayoría jóvenes de entre 18 y 30 años, de diferentes zonas del país, se han inscrito en la página Web de la Conferencia Episcopal para colaborar en los actos masivos que presidirá el Papa, y que tendrán como puntos culminantes dos misas campales: una en Guayaquil, en el parque de los Samanes, el lunes 6, a las 11:45, y otra el martes, en Quito, a las 10:30, en el parque Bicentenario.
Se calcula que a las dos eucaristías asistirán alrededor de tres millones de personas. A lo largo de la semana se han realizado simulacros vigilados por el propio presidente de la República en los dos parques. En cada sitio habrá puntos de información, de hidratación, baterías sanitarias y dos hospitales móviles que han sido acondicionados. ABC pudo conocer que un piso completo del hospital Eugenio Espejo ha sido habilitado por si hubiera una emergencia, y seis helicópteros se han destinado para casos imprevistos.
Los artesanos de Gualaceo, en la provincia del Azuay (sur del país), dicen sentirse dichosos. La Arquidiócesis de Cuenca les encargó confeccionar los ornamentos para la eucaristía que Francisco celebrará en Quito. Allí lucirá una casulla elaborada con una técnica llamada Ikat, para la cual usaron hilos de algodón y tintes naturales.
En Chordeleg, en la misma provincia, Martha Elena Jara talló un cáliz de plata, con un alto relieve de uvas, que se usará en la misa de los Samanes en Guayaquil. Estos objetos fueron exhibidos en el Centro de Artesanías y Artes Populares (CDAP), en Cuenca. Los ornamentos que vestirá el Pontífice en Guayaquil fueron trabajados por las monjas del claustro de Santo Domingo, quienes dijeron sentirse privilegiadas porque el Vaticano las escogió. La iconografía bordada en cada pieza son símbolos ecuatorianos.
El Ecuador al que llega el papa Francisco en misión pastoral es un país crispado, al punto de que el propio presidente Rafael Correa reveló estar analizando la posibilidad de no asistir a la misa campal para evitar expresiones del público que pudieran afectar la imagen de la nación.
El jueves por la noche, manifestantes se enfrentaron con la Policía, en el centro histórico de Quito, mientras a dos cuadras, en la plaza de la Independencia, simpatizantes del gobierno se congregaron convocados por el mandatario, a través de su cuenta de Twitter, para defender el proyecto político.
El detonante que sacó a las calles a la oposición son dos proyectos de Ley, ahora mismo retirados de manera temporal, sobre Plusvalía y Redistribución de la Riqueza (llamada Ley de Herencias), pero sectores sociales se oponen a que la Asamblea Nacional, de mayoría oficialista, tramite enmiendas a la Constitución para propiciar la reelección indefinida del presidente y todas las autoridades de elección popular; cuestionan la Ley de Comunicación, llamada «Ley Mordaza» y la disminución de las utilidades de los trabajadores, entre otros consignas.
«Después de ocho años de estar en silencio, la palabra salió a las calles», comenta el psicólogo Rodrigo Tenorio, quien considera que los ecuatorianos perdieron el miedo.
Uno de los momentos más íntimos de la estancia de Francisco en Ecuador será el marte 7, cuando visite, de manera privada, la Compañía de Jesús, para orar ante la Virgen Dolorosa, imagen de la que se cuenta que 36 jóvenes vieron parpadear, por unos 20 minutos, en abril del 1906, hecho reconocido milagroso.
El papa Francisco es esperado con entusiasmo por el 80% de los ecuatorianos, de este país de 16 millones de habitantes, que se reconoce católico. Pero también hay expectativa en el 20% que se interesa por la llegada del «papa del fin del mundo», que en tierras sudamericanas resulta un vecino que visita el país donde se juntan los dos hemisferios, el Ecuador, ubicado en el centro geográfico del mundo.